La amenaza desde el espacio exterior

 Hace 24 horas el equipo afrontaba con ganas e ilusión la temporada. Sin embargo, teníamos ciertas zonas grises en diversas áreas del juego. Una de esas áreas era la defensa contra el pase. Por un lado, nuestra secundaria no es que esté plagada precisamente de talento, contamos con jugadores voluntariosos pero la mayoría vienen de posiciones interiores. Nos falta ESE jugador diferencial. La otra parte de la defensa, la presión al pasador rival, hizo aguas el año pasado. Cambio de esquema, adaptación de los jugadores, proyectos que no acaban de explotar… Esta parte de la manta no se estiraba lo suficiente y nos dejaba con los pies al aire en el frio invierno. Todo cambió con la llegada de Micah Parsons. Un talento generacional que se suma al talento ya existente. McKinney, Cooper, Hobbs, … esta defensa mete miedo.

Parsons vino al mundo hace 26 años en Harrisburg, Pennsylvania, y su primer contacto con el football lo tuvo en el instituto de su ciudad, en el que destacó como running back alternando sus carreras con los placajes que realizaba desde su posición al otro lado del balón como defensive end. Su versatilidad, las más de 1200 yardas de carrera, los 27 touchdowns, y sus 4,66 de su último año de instituto le valieron para ser considerado como un jugador 5 estrellas en las principales agencias de calificación.

Ohio State estuvo cerca de ficharlo, pero la universidad que se llevó el gato al agua fue Penn State, que ya le tenía echado el ojo desde 2016. En Penn State, sin embargo, no participó ni como corredor ni como edge, sino que actuaría principalmente como linebacker bajo las órdenes del entrenador James Franklin. A pesar de lo desconocido de la posición para él, Parsons es una fuerza de la naturaleza, y no tardó en destacar en ella alcanzando un más que notable desempeño que le valió varios premios individuales. En 2019, fue nominado incluso al premio del mejor linebacker universitario del año superado por un tal Isaiah Simmons.

En 2020 llegó la pandemia, y con ella Parsons optó por renunciar a su año universitario. Al igual que hizo en el instituto, el jugador optó por adelantar la finalización de sus estudios y presentarse al draft de 2021 donde sería elegido por los Cowboys en primera ronda con la doceava selección global. Fue el primer linebacker seleccionado en un draft plagado de talento compartiendo curso con jugadores como Trevor Lawrence, Ja’Marr Chase, Creed Humprey o Patrick Surtain II entre otros.

En un principio la idea del cuerpo técnico del equipo de América era la de usar a Parsons como linebacker, pero una inoportuna lesión de DeMarcus Lawrence obligó al staff a cambiar los planes sobre la marcha y colocarlo como en sus tiempos de instituto de defensive end. Parsons respondió con unos números de estrella y se acabaría asentando como lo que es hoy en día. Uno de los mejores rushers de la competición.

Esta es la estadística básica durante su periplo en Dallas, según la web pro-football reference:

Año Edad Partidos Placajes Placajes individuales Placajes fallados Placajes x pérdida Fumbles forzados Objetivo Pase Pases Completados Pases defendidos
2021 22 16 84 64 10 20 3 36 22 3
2022 23 17 65 42 5 23 3 11 9 3
2023 24 17 64 36 3 28 1 5 3 2
2024 25 13 43 30 6 12 2 4 4 1

A tenor de los números, si algo tenemos claro es que Parsons no defiende bien en cobertura de pase (risas enlatadas). Tampoco es algo que se le pida a un jugador de sus características. Hay que tener en cuenta que estos números se ven influenciados por su transición desde el middle linebacker hasta el defensive end. Por este motivo sus 119 snaps de cobertura se han ido disminuyendo año a año hasta ser prácticamente residuales.

Que no pueda jugar en cobertura no significa que no tenga experiencia y galones para actuar como un offball linebacker. Desentendiéndose del pase y lanzándose a por el jugador que lleva el balón, Parsons se ha mostrado mucho más expeditivo, atesorando un gran número de placajes con una tasa de fallo bastante baja. Además, siempre consigue meter la mano a tiempo para provocar balones sueltos, fumbles en inglés, y en una ocasión hasta retornarlos para touchdown.

Pero no es este el motivo por el que ha recalado en Green Bay. Si en alguna faceta del juego Parsons logra la excelencia, esa es la de perseguir, obstaculizar y derribar al quarterback rival:

AñoSnapsBlitzPresión al QBGolpes al QBSacksTotal presionesPases desviados
2021904114161713471
202291968131413,5412
202386447111614432
202469632211212461

Sus 4,36 segundos en las 40 yardas lo distinguen como un defensor rapidísimo en la línea, no digamos si dispone de unos metros por detrás para acelerar más todavía. Solo Bo Melton, un receptor convertido a lateral es más rápido que él, con la pequeña diferencia de que Parsons tiene que mover 61 libras, unos 27,5 kg, más de puro músculo. Todo un fenómeno de la naturaleza.

Con esa capacidad física, Parsons domina a sus rivales a su antojo. Es por ello, que suele ir un poco por libre basándose en su instinto a la hora de colocarse para las jugadas, lo que supone un punto de incertidumbre para los ataques rivales, que no saben por donde les va a caer la presión. Por dentro, por fuera, cerrando la espalda de la línea contra tight ends, en uno contra uno, pasando dobles coberturas, … Micah puede atacar literalmente por donde quiera. Esta confusión que genera, y su libertad a la hora de lanzarse le está permitiendo mantener un elevado número de placajes participando en cada vez menos blitzes. En PFF tiene una calificación del 99,9 en PFF cuando ataca al QB por el centro de la linea ofensiva. No son muchos snaps, 83 en cuatro años, pero vaya, 99,9.

Si sumamos su versatilidad a su imprevisibilidad y añadimos a la fórmula a un coordinador defensivo, Hafley, muy imaginativo a la hora de preparar blitzes, tendremos como resultado una fórmula ganadora en una de las áreas más grises del año pasado. Su presencia puede liberar a otros jugadores para atacar desde los laterales, aprovechando la confusión que genera. También fuerza a los QBs rivales a lanzar antes de tiempo, facilitando el trabajo de una ajustada secundaria. Todo el mundo se verá beneficiado de su sola presencia.

Para hacernos una idea de la dimensión que alcanza el bueno de Micah basta con ver en que mesa se sienta y quien le acompaña en ella. Solo tres jugadores antes que él han conseguido placar en, al menos, 10 ocasiones al QB rival durante sus cuatro primeras temporadas. Reggie White, Derrick Thomas y Dwight Freeney. Podéis encontrar sus bustos de bronce en el Salón de la Fama de Canton, Ohio. Pero es que si elevamos un poco la comparación, solo dos jugadores han logrado 12 sacks en sus primeras cuatro campañas. Nuestro Ministro de la Defensa y él. Este es el nivel.

No solo de sacks vive el hombre, porque si se trata de una jugada de engaño, es muy probable que el afortunado corredor que porte el ovoide de con sus huesos en el suelo placado inmisericordiosamente por un Parsons que acumula 83 placajes, tackle for loss, en sus cuatro años en el estado de la estrella solitaria. Solo el año pasado bajó este registro de las dobles figuras.

Más allá de la fría estadística, PFF se encarga de elaborar un sistema de puntuación pormenorizado de todos los jugadores de la NFL analizando jugada a jugada. Los números que atesora nuestro nuevo fichaje dentro de este sistema son estos:

General

0,0
6/210

Presión

0,6
4/210

Carrera

0,5
72/210

Según PFF, Parsons es el 6º mejor edge rusher de la competición con un 90 de valoración global. Tened en cuenta que no solo cuenta la calidad del jugador en la presión, sino también su desempeño parando el juego de carrera. En el primer aspecto, Parsons es élite absoluta de la liga. Su 91,6 del año pasado viene acompañado de un 93,7, un 92,0 y un 93,0 de los años anteriores. Pocos jugadores hay que alcance este nivel. El problema es que en el segundo aspecto, Parsons palidece en comparación. El 65,5 de su última campaña con los Boys refleja una trayectoria donde el jugador se ha mostrado un puntito por encima de la media de la liga, 65,9, 73,8 y 61,4 en las campañas anteriores, pero donde no ha tenido un impacto reseñable.

Parte del trato realizado para su incorporación incluía la marcha de Kenny Clark, antiguo pro-bowler, a los Cowboys. Su marcha, más la salida del equipo de T.J. Slaton, nos deja con una línea defensiva con poca experiencia de cara a la temporada que viene. Es el momento de que tanto Wyatt como Brooks den un paso adelante secundados desde el banquillo por la dupla de Georgia formada por Stackhouse y Brinson. Afortunadamente, las espaldas de la línea están bien cubiertas con la dupla formada por Quay Walker y Edgerrin Cooper, que contarán con la participación de Parsons en algunas de las formaciones ideadas por Hafley.

No sorprende a nadie que un jugador de tanto nivel, y con esa presencia, haya acumulado en estos 4 años una larga lista de premios individuales y reconocimientos varios a nivel profesional:

  • Nominaciones para la Pro-Bowl (2021, 2022, 2023, 2024)
  • Selecciones para el primer equipo All-Pro (2021, 2022)
  • Selecciones para el segundo equipo All-Pro (2023)
  • Novato defensivo de la temporada (2021)
  • Selección para el equipo All-Rookie de la PFWA (2021)
  • Ganador del Butkus Award al mejor linebacker profesional (2021)

Que acompañan a todos estos logros a nivel universitario:

  • Mejor jugador de segundo año All-American (2019)
  • Selecciones para el primer equipo All-Big Ten (2019)
  • Ganador del premio al mejor linebacker de la conferencia Big Ten (2019)
  • Mejor novato del año All-American (2018)

Incluso ha ganado el MVP del partido de estrellas y famosos del All-Star Weekend de la NBA…

Está claro que un jugador de este calibre no ficha por una ciudad como Green Bay por cuatro duros. Todavía no se conoce con exactitud la estructura de la extensión de contrato ofrecida por los Packers al jugador, pero sí que tenemos algunos datos de utilidad. Parsons todavía arrastra para esta temporada la opción de quinto año firmada con los Cowboys antes del Jerrygate. Recordad que el jugador optaba a ella tras haber sido elegido en la primera ronda de su correspondiente draft y no haber sido traspasado a otro equipo. El equipo ejerció su opción sobre el jugador por una cantidad de 24M x 1 año a la espera de negociar una extensión más adelante. Con el traspaso del jugador, dicha extensión va a llegar a través de los Packers, que han ofrecido unos jugosos 188M x 4 años con la nada despreciable cifra de 136M garantizados, para un total de 210M x 4 años.

Con este contrato, Parsons se convierte en el jugador mejor pagado de la liga, excluyendo a los quarterbacks. Sus 188M superan, por mucho, los 170M de Nick Bosa, los 160M de Myles Garret, los 123M de T.J. Watt o los 106,5M de Maxx Crossby. Si lo miramos desde la perspectiva de salario medio anual, Parson también es el Edge rusher mejor pagado de la competición con 47M, por delante de T.J. Watt y sus 41M (récord en su momento), Myles Garrett y sus 40M (récord en su momento también) o Maxx Crosby y sus 35M.

Tan pronto como se conozca la estructura del contrato lo analizaremos para ver su impacto contra el límite salarial (CAP en inglés) en una temporada en la que hay que renovar a nada menos que a 19 jugadores. Esperamos una buena dosis de Cap-Fú salarial para que todo cuadre.

¡Estad atentos!

Germán de la Puente