1. NINGUNA BUENA ACCIÓN QUEDA SIN CASTIGO

Green Bay nunca volverá a una Super Bowl.
Puede sonar exagerado, un brindis al sol que me encantaría comerme con patatas en el futuro. Puede que influyan varios años de llegar a mitad de temporada regular con el agua al cuello, tener que confiar en remontadas y partidos agónicos para acabar derrotados a la primera de cambio en play-offs. Pero tengo algunas corazonadas que me dicen que los Packers, el equipo con más títulos de la NFL, nunca volverán a una Super Bowl. ¿Por qué?

Primera Razón

Los tiempos, como en todo, han cambiado. La velocidad, el no poder esperar, es el nuevo estilo de vida. Y en eso las virtudes de los Packers se convierten en defectos. Green Bay no tiene como dueño a un millonario ansioso de ganancias y notoriedad. Sus dueños son 360000 accionistas. De ellos ninguno puede acumular más del 4% de las acciones. Nadie es accionista de GB por dinero. El club se rige mediante un comité ejecutivo compuesto por siete miembros, de los cuales sólo el presidente cobra por su trabajo. Este sistema, el mismo que ha conseguido que miles de aficionados al football nos hayamos convertido en queseros y sigamos las desventuras de un equipo de una pequeña ciudad que nunca llegaremos a visitar, el mismo que convirtió en leyendas a tipos de la vieja escuela como Lambeau o Lombardi, es una de las trabas para que Green Bay pueda seguir en la cima del football.

 

Thompson & Aaron Rodgers / jsonline.com

 

Las decisiones se toman con lentitud exasperante. Ted Thompson drafteó a Aaron Rodgers en 2005 y a Clay Matthews en 2009 y se tumbó a dormir el resto del tiempo hasta ser despedido en 2017. Mike McCarthy ganó la SB XLV y desde entonces ha ido arrastrando su envejecimiento táctico a la sombra de Aaron Rodgers. Nos asombramos de que Hue Jackson haya estado casi 3 años en Cleveland, de que Jason Garrett lleve 8 en Dallas, y olvidamos que el dichoso McCarthy lleva 12 años en GB, y lleva 8 viviendo de las rentas de la SB ganada. Don Capers estuvo 9 años en GB. Don Capers, un tipo al que echaron de head coach de Houston con un record de 18-46. La lentitud en la toma de decisiones es marca de la casa en GB. Y puede ser, bien vista, una virtud. Pero exagerar las virtudes (ser demasiado guapo, demasiado listo) acaba siendo un problema.

Segunda Razón

La segunda razón tiene un nexo de unión con la primera: los agentes libres. Desde que Reggie White (quítense las gorras y guarden un poco de silencio) eligiera a GB para aterrizar como agente libre en 1993 ningún agente libre de altísimo nivel ha repetido decisión. Por un lado vuelve a ser la lentitud en la toma de decisiones la que provoca que los jugadores disponibles que pueden interesar al club sean captados antes por otros equipos de decisiones más ágiles. Por otro lado está el aspecto sociológico de Green Bay. Una ciudad de apenas 100000 habitantes, mayoritariamente blancos (casi el 80%) y católicos (70%), y dedicados a la industria (papeleras fundamentalmente).

 

Mike Holmgren, Reggie White y Ron Wolf / jsonline.com

 

Aquello debe oler como el barrio de la Química en Zaragoza en los 80. Tiene dos centros comerciales y un teatro. En 2016 Trump ganó a Clinton por 52/41. Debe ser la ciudad con equipo profesional americano más aburrida. No es, evidentemente, la ciudad que chicos de veintipocos años, que han visto en el football una manera de vivir excitante y excesiva, elegirían para vivir. Quizá para los de la línea ofensiva, que suelen ser gente más reposada… Pero no para chicos que buscan los focos, los flashes, la pose para Instagram. ¿Habéis visto «Ballers»? Si es una serie realista, y tiene toda la pinta, ¿os imagináis a Ricky Jarret pasando los training camps veraniegos en Wisconsin y no en Miami?

Tercera Razón

Otra razón, y es la última. Tipos como Aaron Rodgers no aparecen con tanta frecuencia. Y con menos frecuencia aún acaban en GB. Y con menos frecuencia aún me llevan la contraria en lo expuesto anteriormente y parecen felices de vivir en Wisconsin. Aaron Rodgers es reivindicado por muchos críticos como el QB con más talento que ha jugado a esto. Y está desperdiciando su carrera gracias a un HC mediocre y una franquicia pusilánime. En otro equipo AR12 llevaría varias apariciones en la SB y amasaría records. Pero desde el run the table de hace dos años, la última vez que le vimos disfrutar en el campo, cada día está más tristón, más desganado. Y el paciente no hace más que empeorar.

 

you’re baked, c_c_baxter / complex.com

 

Para decirlo claro, Aaron Rodgers no va a volver a jugar con Green Bay. Sí lo hará un jugador que se llama igual y lleva el mismo número. Pero el Aaron Rodgers de la sonrisa de jugón, el que cucaba el ojo a la defensa rival después de destrozarles con un pase imposible, el que celebraba touchdowns con el cinturón de campeón del mundo, ese no volverá. Y la historia de Aaron Rodgers en GB hará que futuros jugadores de talento elijan huir de Green Bay. Puestos a pasar frío preferirán, por ejemplo, apostar por el legado que deje Belichick en Nueva Inglaterra cuando él se vaya que el que quede en Green Bay.

Conclusión

Dicen que ninguna buena acción queda sin castigo. Una ironía que me suena en la cabeza cada domingo. Ponedme ahora ejemplos de equipos que han sobrevivido a entrenadores mediocres y a general managers cobardes, de jugadores que han encontrado una segunda juventud después de los 35 años, de ciudades bucólicas que albergan equipos de guerreros. Existen seguro. Explicadme que mi análisis sociológico de Wisconsin es de primero de cuñado. Lo sé. Pero no me vais a convencer. Aaron y yo andamos futbolísticamente deprimidos y no encontramos terapia.
Gracias a la lenta y miedosa toma de decisiones, gracias a la geografía y la sociología, gracias a haber casi arruinado la carrera de un genio, Green Bay no volverá a una Super Bowl.

@c_c_Baxter

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