Cuando hace cuatro años Patrick Mahomes firmó un contrato de 450M por una década de dedicación, corrieron ríos de tinta. Mahomes se convertía en uno de los deportistas mejor pagado del mundo. Aunque los números son considerables y la firma se produjo en un momento de incertidumbre, Mahomes era una estrella de la liga y un potencial futuro miembro del Salón de la Fama. Aunque cueste creerlo, su contrato se ha quedado desfasado en tan solo cuatro años si nos atenemos a su media anual que es de “solo” 45 millones al año.

Pasados los efectos negativos sobre la economía producidos por las restricciones durante el COVID-19, la economía ha vivido un efecto rebote de alegría en el gasto. En el mundo NFL, esa alegría se produjo en el polémico traspaso de Deshaun Watson, una estrella en ciernes de los Houston Texans que se vio obligado a cambiar de aires recalando en unos generosos Browns que le ofrecieron un contrato de 46 millones anuales 100% garantizados. Sueldo de súper estrella sin haberlo demostrado. Lejos de ser una anomalía, el aumento de su salario se convertía en tendencia en la posición con la firma de un contrato prácticamente idéntico por Kyler Murray, mientras que Matthew Stafford, flamante ganador de la Super Bowl, se tenía que conformar con 40 millones.

En 2023, cinco quarterbacks superaban la barrera de los 40 millones, cuatro de ellos, Hurts, Jackson, Herbert y Burrow por encima de los 50 millones. Mientras que en este 2024, ya tenemos a 4 QBs superando la barrera de los 40 millones. Un Cousins sin Aquiles (45M), un Goff que ha encontrado en St. Brown un receptor de garantías (53M), un Tua que tiene que demostrar que sus problemas físicos son cosa del pasado (53,1M) y un Trevor Lawrence que está rindiendo por debajo de lo esperado (55M).

Los siguientes en renovar a su quarterback han sido los Packers. Después de unas negociaciones que se han extendido en el tiempo más de lo deseable, “minihuelga” de Love en los entrenamientos de Verano incluida, la gerencia y los agentes del jugador se han puesto de acuerdo en el nuevo contrato del quarterback titular del equipo. Según recogen varios medios, Jordan Love ha firmado una extensión de su actual contrato de 220M por 4 años, con una prima por firma de 75M y otros 80M totalmente garantizados en otros conceptos, para un total de 155M garantizados.

Aunque se especulaba con una extensión de 280M por 5 temporadas (56M anuales), Love ha preferido firmar uno más corto para poder salir al mercado un año antes, en 2028, en lo que tendría que ser, en teoría, la cima de su carrera con apenas 30 años, y con un límite salarial bastante superior al existente hoy en día. Este contrato de 4 años no es exclusivo de los Packers, sino que es la tendencia de este año.

Si bien su nuevo contrato no tiene el montante total más elevado, ni el porcentaje garantizado más alto, sí que permite a Jordan Love compartir la cima de medias anuales con Joe Burrow y Trevor Lawrence y convertirse en el jugador que recibe la prima por firma más alta de la historia. 75M, una auténtica barbaridad que supera en 31M la prima conseguida por Desaun Watson en 2022. No está nada mal para llevar un año al frente del equipo en el terreno de juego.

A nivel de rendimiento deportivo, Jordan nos ha dejado sentimientos encontrados durante la temporada pasada, cuando se mostró poco preciso y acelerado en una cuestionable toma de decisiones durante el primer tramo. Afortunadamente, la línea ofensiva supo asentarse, el resto de piezas empezaron a encajar y a partir de la semana 10 Jordan empezó a demostrar su talento llevando al equipo a la ronda divisional para sorpresa del mundo NFL

¿Es esto suficiente para lograr un contrato de tal magnitud?

Quizás hace cinco años no, pero en la NFL de hoy en día, con unos ingresos que no paran de crecer cada vez más año a año, su contrato no es tan descabellado como puede parecer a simple vista.

¿Ha gestionado bien los tiempos Green Bay?

Con el diario del Lunes, todo el mundo acierta los resultados del Domingo. Recordemos que el año pasado Love entraba en su cuarto de contrato sin haber disputado prácticamente ningún snap de calidad en la liga. Con la incertidumbre de no saber qué clase de jugador tenían entre manos, la franquicia se movió para prolongar la relación ofreciéndole una extensión de 1 año por 13,5 millones. Durante las primeras 10 semanas se llegó a especular incluso con intercambios con otros equipos y es solo después de su espectacular rendimiento en el segundo tramo cuando los Packers ven en él a un quarterback sobre el que construir un equipo ganador y ofrecerle el contrato de su vida. Desconocemos cuando y como se han llevado las negociaciones, pero desde fuera, la sensación que se tiene es de que se ha esperado demasiado. Seguramente las renovaciones de Lawrence, Cousins y Goff nos han costado algún que otro millón más al año en la factura, pero no hay que olvidar que la tendencia alcista de los contratos de los quarterbacks comienza mucho antes, con Watson, Murray, Jones o Herbert cobrando como las estrellas que podrían llegar a ser.

¿Ha hipotecado la franquicia sus opciones de anillo con este contrato?

Está claro que un salario tan alto limita tus opciones para retener talento o atraer a agentes libres interesantes, pero también es cierto que hemos llegado a un punto en el que hay que plantearse un cambio de paradigma a la hora de valorar los contratos de los jugadores. Debemos dejar de hablar de cifras absolutas para comenzar a hablar de valores relativos. Porcentajes del CAP en lugar de dólares a final de año, que es lo que realmente te permite construir un equipo competitivo.