Tras haber competido mucho mejor el pasado fin de semana en Pittsburgh, los Packers volvían nuevamente a la tundra. Y volvieron con victoria, 20-23 contra unos Chargers que tienen una plantilla con más calidad que la nuestra. Fue un partido atractivo, en el que los de Green Bay no desaprovecharon los regalos que hizo la ofensiva de Chargers, sobre todo marcada por varios drops clave y alguna que otra penalización que dio vida a los Packers. Lo que en otros partidos de la temporada nos había caído cruz, esta vez salió cara, y Green Bay suma 2 victorias en 3 partidos (y la sensación que se podría haber ganado a los Steelers).
A pesar de las mejoras evidentes del equipo, aún queda mucho trabajo por hacer en todas las fases del juego. En defensa preocupa sobre todo la espalda de los LB y la defensa contra el juego de carrera. En ataque, las pocas yardas de carrera y que jugadores como Watson no acaban de ser diferenciales. Y en equipos especiales el fallo de algunos FG y puntos extra que, si contra Chargers no supusieron una derrota, sí que influyeron en otros partidos como el de la semana pasada en Pittsburgh.
Pero hay que quedarse también con lo bueno, sobre todo con esa sensación de competitividad que transmite el equipo, que nos permite soñar con la posibilidad de ser competitivos ante cualquier rival. Y esta es la dinámica que nos imaginábamos a inicios de temporada: un equipo todavía verde, pero con destellos de oro. Partidos competidos y con el crecimiento de una plantilla joven que poco a poco va dando mejores sensaciones. Se vienen curvas las próximas semanas, pero de momento a disfrutar de esta cuarta victoria de la temporada. Y a continuación el elemento bueno, el feo y el malo del partido del domingo.
El bueno
Esta vez nos vamos a quedar con las sensaciones de la ofensiva. Nuevamente volvieron a marcar un TD en la primera mitad, dejando un poco en el olvido aquellas semanas horrendas en las que la ofensiva estaba completamente desaparecida durante la primera media hora. El domingo, pese a la lesión de dos de los tres running backs, el ataque consiguió seguir haciendo yardas y ganar el partido. Nuestro QB, Jordan Love, cerró posiblemente el mejor partido de su corta carrera pasando de las 300 yardas, 2TD y 0INT. Repartió pases hasta a 10 jugadores diferentes y estuvo bien en profundo, sin cometer errores ni regalar balones, y con un porcentaje de acierto en el pase mejor que otras tardes.
Ayudó la buena protección de una OL que lleva varios partidos jugando a buen nivel, y que sin duda es un elemento esencial en el desarrollo del joven QB. Ilusiona el crecimiento de jugadores como Reed, que cada día tiene más cara de WR1 en este equipo, la buena actuación una vez más de Musgrave y los destellos de Kraft o Wicks. Preocupan un poco más los WR de segundo año, que siguen sin marcar la diferencia. Ambos están trabajando, y ayer se vieron hasta buenos bloqueos de Watson, pero lo cierto es que se esperaba un poco más de ambos jugadores en esta temporada. De todas formas, hay que señalar que ayer tanto Doubs como Watson consiguieron un TD, y ambos de mérito: uno leyendo muy bien un cambio de ruta para recibir solo, y el otro aprovechándose muy bien de su velocidad para conseguir la separación y buscar el espacio en la zona de anotación. En definitiva, el ataque de ayer consiguió mantener drives sostenidos, que permitían que la defensa estuviese menos tiempo en el campo, controlar mejor el reloj, y desarrollar más una ofensiva que es la más joven de la liga. Poco a poco la máquina se va engrasando.
El feo
Probablemente, junto a los dos fallos del kicker, el elemento feo del partido fueron las lesiones de Wilson y Jones, dos de los tres running backs del equipo. En la tarde del domingo, los Packers jugaron casi la mitad del partido únicamente con su segundo running back, AJ Dillon que, todo hay que decirlo, no hizo mal partido.
Parece que al menos la lesión de Aaron Jones no reviste de gravedad, pero en semana corta (se juega el jueves en Detroit), es difícil que nuestro running back estrella pueda estar en el campo al 100% tras ese golpe en la rodilla. La falta de running backs va a plantear desafíos importantes en el ataque contra los Lions, pero la buena dinámica del equipo en estas últimas semanas nos permite ilusionarnos de cara al duelo divisional.
El malo
El partido en Lambeau el pasado domingo no fue especialmente brillante en defensa, pero entre los errores del ataque de Chargers y los aciertos de la defensa de Green Bay, los angelinos no consiguieron pasar de 20 puntos. Esta semana, en el elemento malo vamos a hacer hincapié en que al equipo le falta todavía un punto de experiencia para ser diferenciales en los momentos clave del partido. Durante esta temporada, el equipo se ha visto en situaciones en las que podía cerrar un partido y no lo ha hecho.
El domingo, sin ir más lejos, en los minutos finales, los Packers encaraban un drive para cerrar el partido y estuvieron a punto de sufrir un 3&out si no fuese porque la defensa de Chargers cometió una interferencia de pase que permitió continuar el drive. Como ese, se ven varios momentos a lo largo de los partidos (tanto en ataque como en defensa) que, en gran medida, responden a una falta de experiencia de un roster muy joven. Aún no es preocupante, pero el equipo tiene también que aprender a cerrar los partidos para no verse en momentos agónicos al final de los 60 minutos.
GO PACK GO!