Una derrota nunca gusta al aficionado, pero hay derrotas y derrotas. Puedes caer ante un equipo que se ha mostrado netamente superior, puedes perder contra un equipo que te ha derrotado con una gran jugada en el último segundo, o incluso puedes perder por un golpe de mala suerte. No pasa nada, la vida tiene más de derrota que de victoria. Lo que no se puede tolerar es perder contra el máximo rival histórico, aunque en las últimas décadas se hayan empeñado en no dar la talla, mostrando una imagen bastante pobre y como consecuencia de los mismos errores que una y otra vez, temporada tras temporada, aparecen para dar al traste con la ilusión de los aficionados.
Y es que la rivalidad Packers – Bears es lo más parecido a un Madrid – Barça que se puede cocinar en la NFL. No hay una rivalidad tan antigua, tan enconada, y que haya hecho tanto por ambos equipos en los años en los que llenar un estadio era una tarea imposible. 210 encuentros en total, incluyendo los dos de post-temporada, para un balance de 108-95-6 favorable para los de verde y oro. La racha de victorias iba por la número 11 consecutiva, no se perdía un partido contra Chicago desde el 16 de Diciembre de 2018, en lo que era la racha activa más larga de un equipo sobre otro de toda la NFL. Si expandimos un poco más el criterio de búsqueda, en los últimos 29 partidos, los Packers tenían un récord de 29 a 3, última derrota el 27 de Septiembre en el año de la cuarta bajo los mandos del QB de Chico, un registro histórico de la liga. Si nos retrotraemos hasta Brett Favre, el récord era de 51 a 15 desde 1992, un registro más histórico todavía. Viendo el récord y la imagen ofrecida por ambos equipos, todo parecía indicar que llegaría la victoria 109. Los Bears se presentaban navegando en un mar de dudas, 10 derrotas consecutivas, siendo la última de ellas por un pobre 3 a 6, superando los 20 puntos una sola vez. Nada que perder y mucha honrilla que ganar. Los Packers por su parte se presentaban con algunas dudas tras la derrota sufrida a manos de los Vikings, pero con ganas de conseguir algo de inercia positiva (momentum en inglés) de cara a los playoffs y jugándose, remotamente, el evitar bailar con la más fea, porque a pesar de ser guapa, tiene garras potentes y el pico afilado. Poco que perder salvo la honra.
Comenzamos con la táctica habitual de LaFleur de asegurar la primera posesión a riesgo de encadenar dos posesiones anotadoras consecutivas. Novena vez que ganamos el sorteo inicial y séptima que elegimos recibir el balón. El plan está claro. Ante un equipo netamente inferior, sin identidad ni entrenadores, hay que poner tierra de por medio desde el principio. Al fin y al cabo, son los Bears, y esto es Lambeau Field. Es de sobra conocido que las primeras jugadas de un partido se preparan en el vestuario, y nosotros elegimos comenzar con un buen pase de Love para Dontayvion ButterHands Wicks y un par de carreras de Don Jacobo. Se movían las cadenas con facilidad, lo esperado. A continuación la defensa de Chicago apretó un poco el acelerador y tras dos pases incompletos llegaría el primer despeje del partido. Nuestro amigo Mateo Avellanas Orzech prepara una de las suyas pero más sonrojante, tanto que ni el propio Whelan y sus 196 centímetros pueden esta vez corregir un snap tan desastroso. Afortunadamente para los Packers, Whelan consigue recuperar el fumble y despejar hasta la yarda 30 rival, ante una defensa más preocupada por retornar en profundo que de llegar hasta el punter. No es la primera que prepara Orzceh, pero si la más evidente.
A los Bears les dio envidia el snap alto de Orzech, y en su siguiente posesión hicieron lo propio. Coleman Shelton le lanza un Alley-oop a Caleb Williams quien lejos de machacar el aro, recupera el ovoide con dificultad del suelo para ser placado por Rashan Gary y perder 7 yardas. Dos pases incompletos más y primer despeje de los Bears. Primera posesión, 9 yardas de pérdida, cuarto y fuera. Lo esperado.
Volvía el balón a las manos de los Packers con algo más de 9 minutos y medio de reloj para finalizar el primer cuarto. Todavía había esperanza de lograr la primera anotación del partido y marcar el ritmo del encuentro tras un comienzo irregular por ambos equipos. Un electrizante Wilson daba descanso a Josh Jacobs, había que gestionar los esfuerzos y minimizar posibles lesiones que nos perjudicasen en playoffs. Poco a poco, jugada a jugada el equipo parecía ganar terreno, sin embargo la sensación era de que ese avance se lograba con mayor dificultad de la esperada. Y una vez más, tras un par de carreras exitosas y un par de pases incompletos de Love llegaría el segundo despeje de la noche. Si el primer despeje había tenido su intríngulis, éste no le andaría a la zaga.
¡Vergüenza!
Tim Masthay se prepara para el despeje, Brett Goode hace un buen snap y Tim conecta una patada limpia, sin oposición. El balón vuela por los cielos de Chicago mientras Devin Hester, una máquina de retornar, se prepara para recoger el balón y salir corriendo como una bala. Pero… ¿¡Un momento!? El balón no lo recoge Hester, parece que el balón lo ha bajado del cielo sigilosamente Johnny Knox, que corre sin oposición hasta la zona de anotación de los Packers. ¡Touchdown! ¡No! ¡Un agarrón de Corey Graham invalida la jugada! Peeero… ¿¡Un momento!? No estamos en 2011, estamos en pleno 2025. Da igual, la misma jugada pero cambiando los nombres y el resultado. Mientras DJ Moore amagaba con recoger el balón, Blackwell se escabullía por la banda para correr libre de marca hasta la zona de anotación. No volaron pañuelos amarillos esta vez, y el touchdown, finalmente, subió al marcador 14 años después.
La respuesta de La Fleur no tardaría en llegar. El genio de Mount Pleasant había sido retado a un juego de estrategia, y debía dar la respuesta. Jordan Love jugando de receptor abierto por fuera de los números fue la respuesta. Jugada de engaño digna de una mente maléfica que terminó con Willis corriendo para avanzar la friolera de 3 yardas. Genio y figura este LaFleur nuestro. La posesión, sin embargo tendría sus notas positivas. Un encroachment forzado a la defensa, usamos con éxito otra vez el spin dash sweep o boomerang motion (el QB es orbitado por dos corredores en la entrega del balón para confundir al rival) con Bo Melton de protagonista, y el primer pañuelo rojo (challenge) de la temporada ganado tras un pase completo de Pasitos Musgrave que fue incompleto para acabar siendo completo. Como la parte contratante pero en clave NFL. La posesión finalizó con el enésimo tiro a palos convertido por McManus desde 37 yardas en la enésima posesión en la red zone rival en la que no conseguimos anotar 6 puntos.
La respuesta de los Bears era volver a jugar al despiste en el retorno del saque (kick). Tyler Scott simulaba echar rodilla a tierra para hacer creer a los Packers que había un touchback, pero en esta ocasión, la defensa, con más collejas de Bisaccia en su nuca que el empollón de clase, no caía en el engaño obligando a Scott a correr por su vida. Afortunadamente para los osos, el fumble que se produce es recuperado por Terrel Smith dando por finalizada un retorno, cuanto menos, bizarro. La cosa iría de fumbles en lo que quedaba de primer cuarto. El resto de la posesión transcurrió como era de esperar. Un hermoso cuatro y fuera tras dos pases incompletos de Williams y una carrera de Johnson frenada con rotundidad por Slaton. Nuevo despeje y balón para Packers con 18 segundos por jugar.
Si el spin dash estaba dando buenos resultados, ¿Por qué no intentarlo con una Reed Sweet? Pues allá que vamos con el bueno de Reed superando con facilidad a una descolocada defensa Bears. Corría y corría hasta que apenas 6 yardas por detrás de la línea de scrimmage, el agente Jaylon Johnson provocaba el fumble que era recuperado por CabraLoca Owens para jolgorio de los aficionados de Chicago presentes en Lambeau Field, dando prácticamente por finalizado el primer cuarto.
Los Bears se convierten en el primer equipo, desde los Rams en el 1994, en liderar el marcador en el primer cuarto (3 a 7) con un récord negativo de yardas (-9), rompiendo una racha de más de 361 minutos desde la última vez que se fueron por delante en el marcador tras el primer cuarto en la semana 12 contra los Vikes.
¡Vergüenza!
Lo que quedaba de primera parte no fue uno de esos partidos de los que hacen afición. Pudimos presenciar a Jordan Love ejecutando lanzamientos forzados, sin plantar bien los pies, desconfiando de su línea ofensiva y complicando sus pases más de lo necesario. Viejos hábitos que pensábamos ya superados pero que vuelven de cara a este final de temporada. Parece que desde que el propio Love sucumbió a la teoría del Toyotathon y colaboró con el fabricante japonés de coches de manera oficial, se ha gafado a sí mismo. Una media de 59,5% de pases completados, apenas 2 TD y un rating medio de 85 desde que el pasado 24 de Diciembre llegase el autogafe.
Asistimos, lamentablemente, a las lesiones de diversa consideración que sufrieron varios jugadores importantes, siendo la más seria es la de Christian Watson. El receptor venía de recuperarse de un hematoma en su rodilla izquierda, y LaFleur pensó que el jugador debía jugar por dos motivos. Para coger un poco de ritmo y confianza de cara a los playoffs, y debido a la ausencia de Romeo Doubs, que dejaba al grupo de receptores en cuadro. No se tuvo en cuenta las bajas temperaturas a las que se enfrentaron los jugadores y en un rápido movimiento de varios apoyos para ganar separación, Watson se rompió tanto el cruzado anterior (ACL en inglés) como el menisco de su otra rodilla, la derecha, poniendo fin a su temporada y complicando su renovación con el equipo. Se espera que el jugador se pierda el año que viene, justo en el peor momento para él porque es cuando finaliza su contrato, aunque en el hipotético caso de no estar disponible, se podría congelar su ficha y el año de su recuperación no contaría contablemente. Veremos si la gerencia explora esta opción o si por el contrario deja ir a un Watson camino de los 27 años la temporada de su retorno. Una pena.
También se lesionaron los dos quarterbacks. Jordan Love, golpeándose el codo derecho en el conocido como «hueso de la risa» al tratar de salvar el sack, impidiéndole lanzar adecuadamente la pelota. Malik Willis golpeándose la mano de lanzar contra el casco de un defensor de los Bears, impidiéndole ejecutar correctamente los pases. Estos golpes fortuitos no supondrán un problema de cara a los playoffs.
La gestión de los jugadores y tratar de evitar posibles lesiones era una de las prioridades del equipo, y a la vista está que no se hizo de la manera correcta. Aunque en defensa de los entrenadores, esta es la típica situación en la que nunca aciertas a menos que tengas a mano la Tundra del Lunes. Puedes tratar de limitar los snaps, o minimizar los riesgos diseñando según que jugadas, pero las lesiones fortuitas como la de Watson, simplemente suceden.
Tampoco quedará para el recuerdo que con 30 segundos por jugar y 3 tiempos muertos, LaFleur decidiese no arriesgar y ordenase rodilla a tierra. Visto lo visto había mucho que perder y no merecía la pena tratar siquiera de alcanzar un tiro lejano. Las lesiones de Watson y Love habían metido más miedo en el cuerpo del entrenador y eligió la opción conservadora. Al finalizar el primer tiempo, 57 yardas, 4 primeros downs en 10:32 de posesión para los Bears contra 222 yardas, 13 primeros downs y 19:28 de posesión de los Packers. 13 a 14 para los visitantes.
¡Vergüenza!
Pero no todo eran malas noticias. En el aspecto positivo tenemos un nuevo TD de Jacobs, que le vale para superar al Chico de Oro con su octavo partido consecutivo anotando un TD de carrera. Esta nueva anotación por vía terrestre le vale para empatar con Jim Taylor y Ahman Green en el tercer puesto de los jugadores con más TD de carrera en una temporada (15). Finalizó Jacobs el partido con 44 yardas, lo que le aúpa hasta la 5ª posición histórica de queseros con más yardas de carrera en una temporada, (1.329) sólo por detrás de leyendas como Ahman Green (1.387 y 1.887), Dorsey Levens (1.435) y Jim Taylor (1.474), 208 yardas más que el mejor año de nuestro eterno #33, Aaron Jones.
¡Menudo corredor tenemos!
Actuación destacada una vez más de Edgerrin Cooper. El rookie se está destapando las últimas semanas, aprovechando la oportunidad dejada por la lesión de Quay Walker para rendir al máximo nivel y reclamar su puesto en el once titular de la defensa. Lider en placajes y un nuevo placaje para pérdida de yardas. El séptimo en los últimos tres partidos, lo que le coloca como el mejor de la liga en este período de tiempo.
¡Menudo linebacker tenemos!
En la primera parte LaFleur había alineado a Jordan Love como receptor a lo que Tim Brown respondería nada más comenzar la segunda con un «Sujétame el cubata» de manual. Tras lograr avanzar con mucha dificultad superando un tercer y un cuarto down, los Bears se encontraban en la yarda 40 de Green Bay en primero y diez. Caleb Williams recibe bajo center para entregar el balón a un DJ Moore que corría en paralelo a la línea de scrimmage. Al llegar a la altura del logo, Moore entrega a su vez el balón a un Keenan Allen que estaba haciendo el mismo movimiento pero en sentido opuesto. Allen, si Allen, avanza un poco más, planta los pies y lanza un pase profundo ¿? al lado derecho en dirección a un D’Andre Swift que abandonaba sus labores de corredor para convertirse en un improvisado receptor. Un McKinney que pasaba por allí acabó con la tontería logrando su 8 interceptación de la temporada, lo que le coloca como el segundo mejor jugador de la liga en este aspecto solo por detrás de Kerby Joseph (9).
¡Menudo safety tenemos!
Tras un festival de fumbles, punts, y downs baldíos que dejaba el tercer cuarto con el resultado gafas (0-0), llegaría la primera anotación de la segunda parte a 10 minutos para el final. Otra posesión con dificultades solventada a base de superar terceros downs, colocaba a los Bears en la yarda 32 de Green Bay. Williams pasa en corto a la flat, para que en una jugada de bloqueo sencilla, DJ Moore corriese la distancia que le separaba de la zona de anotación, colocando el 21 a 13 en el marcador, no sin antes fallar un intento de 2 puntos salvado por una penalización sobre Bullard. Otro drive más que sobrevive ante nuestra incapacidad de detener los terceros intentos de los rivales. Especialmente sangrante es el caso de los Bears, que llegaban a este partido con un 32% de éxito (69 de 217) el segundo peor porcentaje de toda la liga solo por delante de los Browns, pero que ante los nuestros consiguieron una actuación destacada al lograr avanzar en 7 de las 14 veces que se vieron en esta situación (50%). Idéntico porcentaje mostrado ante Vikings (50%) y similar frente a Lions (46,7%). A esto hay que sumar que en cuartos downs, el porcentaje medio que hemos permitido esta temporada ha sido del 60% (18 de 30) siendo los 21º de la liga en este aspecto. Contra los Bears, 1 de 1 (100%).
Otro intercambio de despejes entre ambos equipos dejaba el reloj en poquito menos de 6 minutos para la finalización del último encuentro de la temporada. Green Bay no encontraba soluciones en ataque mientras en defensa conseguía detener, con dificultades, el avance de los Bears. 8 puntos de distancia entre ambos equipos y cada vez menos tiempo en el reloj para lograr la remontada. En la primera jugada, Willis busca en profundo a Dontayvion Wicks en una jugada de play action (amago de carrera para confundir al rival y pasar) pero un atento Terrell Smith mete la mano a tiempo para impedir el pase. En la segunda jugada, la zona de protección colapsa y Malik Willis no encuentra soluciones de pase y decide usar sus piernas para salir corriendo de la zona de protección (scramble) eludiendo a los defensores rivales hasta que es derribado en la yarda 38 de Chicago tras avanzar 12 yardas. Pero, una vez más en un momento importante del partido, pañuelo amarillo. Agarrón de Rasheed Walker. Lo que era un valioso primero y diez para los Packers, se convierte en un peligroso segundo y 20 gracias a uno de los problemas de esta temporada, las penalizaciones a destiempo. En la repetición del segundo intento, la zona de protección colapsa obligando a Malik a tratar de zafarse del sack sin demasiado éxito, siendo derribado a una yarda de la línea de scrimmage. Séptima vez que los Bears golpeaban a nuestros QBs y 3 sacks en total para una mala noche de la línea ofensiva. Tercera jugada y 21 yardas por delante en la 38 de Green Bay, o los Packers conseguían avanzar o el partido moría en ese instante. Willis recibe en pistol y carga el brazo para un pase profundo. El otro Malik, Heath, corre como una centella por la banda derecha. El balón vuela por el cielo de Green Bay y se produce la magia. Malik + Malik = Double Bueniks. Heath consigue bajar al suelo una preciosa espiral de Willis, saliéndose por la banda para dejar el reloj congelado en 4:35 en la yarda 21 de los Bears. En la siguiente jugada, un electrizante Emanuel SiempreEncuentraElHueco Wilson, regatea en el backfield para recortar hacia la banda derecha y correr sin oposición hasta la zona de anotación. Touchdown en apenas 1 minuto y 48 segundos de posición. Con el marcador 21 a 19, era necesario jugarse una conversión de dos puntos para empatar el partido, contra los Bears. 3 de 5 durante la temporada y 3 de 6 después de fallar el intento.
¡Vergüenza!
Con 4:28 por delante, los Bears solo tienen que gestionar el reloj y mantener la posesión para ganar el partido, pero los Bears se empeñaban en ser los Bears. Tras lograr lo más difícil y consumir todo el tiempo del mundo hasta el 2 minute warning, gracias a otro tercer down, aparecería el miedo a la victoria. Primero, una penalización sobre Gerald Everett que detenía el reloj, y retrasaba 10 yardas el inicio de la primera jugada. Primera y 20 para unos Bears que necesitarían más de una serie de jugadas si querían quemar los tres tiempos muertos de los que disponía Green Bay. 1:49, Williams recibe bajo center para realizar un pase rápido hacia su izquierda hacia DJ Moore. El receptor recibe el ovoide pero un atentísimo Carrington Valentine, el mejor de nuestros Vales, impacta contra Moore forzando un fumble que es recuperado en la 43 de Chicago por un no menos atento Javon Bullard cambiando el signo del partido.
A los Bears solo les queda 1 tiempo muerto, mientras que los Packers tienen tres, lo que les permite diversificar, si así lo desean, el tipo de jugadas ideadas para llevar el balón a una distancia desde la que Brandon 95% McManus pudiese finiquitar el partido y extender, un año más, el dominio sobre nuestros viejos rivales. El punto de partida, la yarda 43 de Chicago (60 en términos de field goals). Tiempo para lograr matar el partido, 1:49. Primera jugada conexión 2Bueniks. Willis pasa en corto a Heath desmarcado por el centro, para avanzar 6 yardas y no parar el reloj. 40 segundos por delante para que los Bears pidan tiempo muerto, pero no lo hacen. En lugar de eso, LaFleur ordena al equipo poner en juego el balón con rapidez, para sorpresa de los aficionados. Tras solo 11 segundos consumidos de los 40 de los que se disponía, Wilson recoge el balón para correr entre una maraña de jugadores rivales y caer al suelo apenas dos yardas pasada la línea de scrimmage. El reloj marcaba en ese momento 1:24, y los Packers se encontraban en la yarda 35 de Chicago o lo que es lo mismo, a 52 yardas de la victoria. Los Bears se resisten a emplear su tiempo muerto y asumen que Green Bay emplee el tiempo de reloj que crea necesario para poner en marcha el tercer down. No tuvieron que esperar mucho, apenas 21 de los 40 segundos. Wilson repite la jugada anterior, pero una prevenida defensa detiene el avance del corredor dos yardas antes de la línea de scrimmage. 54 yardas para la victoria y 58 segundos por delante. Parecía el momento, por parte de Chicago, de emplear su único tiempo muerto. ¡Pero se les adelantan! La consumación a una gestión de reloj
NEFASTA por parte de LaFleur alcance su cúspide cuando el entrenador solicita el tiempo muerto sin apenas consumir ningún segundo de los 40 disponibles.
Faralo ejecuta el field goal con la seguridad que le caracteriza, sumando un 0,2% de efectividad al 95% que ya tenía, dejando su registro en unos 95,6% de acierto que los Packers no conocían desde la temporada perfecta de Mason Crosby en 2020. Temporada histórica de McManus que se coloca como el segundo mejor kicker de todos los tiempos con su 95,2% de acierto en field goals, tras el ya comentado 100% de Mosby en 2020 y por delante de leyendas de la franquicia como el propio Crosby (91,7 en 2019), Jan Stenerud (91,7 en 1981) o Ryan Longwell (88,5 en 2003). Pero es que si tenemos en cuenta los extra points, donde ha estado literalmente perfecto, no se conoce una temporada en la que un kicker haya fallado solo 1 tiro en toda la temporada. Stenerud, Longwell, Crosby y Jerry Kramer en 1962 fallaron 3 tiros cada uno respectivamente.
¡Menudo Kicker tenemos!
La gestión de los tiempos muertos en los finales de partido, o en los finales de las primeras partes. Ese gran caballo de batalla que no se espera de un entrenador con 7 años de experiencia a sus espaldas. La única manera posible que tenían los Bears de seguir vivos en el partido sin tener la posesión del balón, con un tiempo muerto y con menos de dos minutos de tiempo de partido era la sucesión de decisiones erróneas tomada por LaFleur. Desperdicia 29 segundos en el primer down, 19 en el segundo y 40 en el tercero al pedir incomprensiblemente un tiempo muerto. 88 segundos, o 48 si somos generosos, desperdiciados. El partido podía escaparse si los Bears alcanzan una distancia de tiro asequible para su kicker. Un kicker sediento de venganza tras ser bloqueado en el primer partido de la temporada entre ambos equipos.
A ello se ponen los Bears. Primero, intentan volver a jugar al despiste en el retorno del saque de McManus, cambiando el balón de manos pero la defensa reacciona a tiempo y frena sus esperanzas en la yarda 20. 48 segundos y 50 yardas les separan de la remontada. Llega el turno de ver de que pasta está hecho su proyecto de QB franquicia, y de ver de que están hechos los nuestros. Williams recibe en shotgun, su línea ofensiva no es capaz de contener el empuje de los Packers y se ve obligado a correr por su vida hacia su lado natural. Kingsley Enagbare sale en su búsqueda pero lo que no puede hacer por velocidad lo consigue por la fuerza. Agarra el protector de la espalda de Williams y los cébras se cobran un justo Horse Collar. Penalizaciones en momentos clave de los partidos, ¿Dónde habremos visto esta película antes? 15 yardas gratis, 8 segundos menos, y otra serie de jugadas a su disposición. Solo necesitan 35 yardas para obrar el milagro. Siguiente intento, misma jugada. La linea ofensiva no retiene a la defensa quesera, Williams sale corriendo por su derecha, sin nadie que le persiga en esta ocasión u conecta un pase de 15 yardas con Odunze, el receptor de primer año, que realiza una recepción preciosa controlando su cuerpo para mantener sendas puntas de los pies dentro del terreno de juego y parar el reloj. 30 yardas perdidas en tan solo dos jugadas. Los Unos llaman a las puertas de Roma. El miedo y la duda se apoderan de la defensa. Nueva serie de jugadas con 34 segundos y 20 yardas para consumar la remontada por delante. Nuevo intento de Williams mismo patrón que en los dos anteriores. La línea no frena al ataque y ante un pocket roto el QB decide correr hacia adelante en linea recta para ser placado por Colby Wooden con la ayuda de Kenny Clark pasadas 4 yardas desde la línea de scrimmage. Esta vez el reloj no se detenía y Chicago usaba su último tiempo muerto. La jugada posterior es un pase incompleto a la desesperada de Caleb Williams que intentaba evitar el sack. Los Packers habían enviado un blitz en el momento justo y a punto estuvieron de conseguir enfriar la inercia de los Bears. La liga tendría que prestar más atención a este tipo de jugadas porque no había ningún receptor en la zona a la que Williams lanzó el pase en lo que se podría haber señalado como Intentional Grounding. Daba igual, los propios Bears se encargarían de cometer una falta absurda en su segundo intento al agotar el reloj de lanzamiento por completo en su siguiente intento. Los receptores no estaban colocados en su sitio, andaban distraídos, no les busquéis demasiadas explicaciones son los Bears, cometiendo un illegal shift que retrasaba a su equipo 5 yardas.
¡Vergüenza!
Llegaba el momento de la verdad. 3 y 11 en la yarda 49 de Chicago con 15 segundos por jugar y unas 18 yardas por avanzar para tener un tiro de campo asequible para Cairo Santos. En la banda de Green Bay no lo ven claro y deciden discutir la jugada tranquilamente pidiendo un tiempo muerto. Hafley y LaFleur conversan mediante el walkie talkie y planean la defensa que van a proponer. Aunque quieren impedir que los Bears puedan conseguir el primer down, en realidad les preocupa que les ejecuten un pase profundo en lo que en la NFL se conoce como big play. Por ello, en lugar de mandar un paquete de blitz para presionar a Williams y cubrir al hombre desde la línea de scrimmage, deciden mandar una jugada de amplia cobertura en profundo que sacrifica el centro del campo y la presión conocida como prevent. Sacrificas yardas pero evitas males mayores. Ideal para situaciones totalmente diferentes a cuando el equipo que tienes enfrente solo necesita conseguir menos de 20 yardas para ganar el partido. Los Bears alinean a tres receptores en el lado izquierdo formando un trenecito obligando a los Packers a colocar idéntico número de defensas en ese lado del campo. Los Packers, por su parte envían a tres jugadores a la línea dejando al cuarto en el slot cubriendo una posible ruta cruzada del trenecito de los Bears. Con este esquema, los Bears se aprovechan de la jugada preventiva de los Packers y aíslan en el lado contrario a DJ Moore con Carrington Valentine en un 1 contra 1. DJ Moore va a disponer de una amplia zona libre por el medio para ejecutar cualquier tipo de ruta y conseguir la separación necesaria ya sea por velocidad pura, por ruta o por habilidad. Se inicia la jugada y para sorpresa de nadie, salvo LaFleur o Hafley, los Bears buscan asegurar el primer down con un pase sencillo a una ruta sencilla de Williams a Moore que éste último se encarga de de ampliar tras una sencilla recepción hasta las 18 yardas, 12 de pase y 6 tras la recepción. Habían superado un complicado match ball superando tácticamente a los Packers. A veces, menos es más. Joe Barry está orgulloso de su equipo.
A Chicago no le quedan tiempos muertos, por lo que Williams corre a toda prisa para realizar un spike (lanzar voluntariamente la bola al suelo para parar el reloj gastando un down). Con 3 segundos en el reloj, Cairo Santos se prepara desde la yarda 33 para intentar anotar un tiro de campo de 50 yardas que le de la victoria deportiva y moral a su equipo. El lanzamiento es bueno y los Bears rompen una racha de 11 derrotas consecutivas.
Al final, no llegó la número 109. Nos quedamos con 108, número importante para la mitología hindú, griega y de los Caballeros del Zodiaco. En su lugar tenemos la número 96, que es como el 69 pero al revés.
¡Beargüenza!
Germán de la Puente