Lunes, 4 de diciembre, Don Hutson Center:
– Matt LaFleur: Hola Joe, Menudo partidazo ayer contra Kansas.
– Joe Barry: Si Matty, si, una victoria importantísima.
– MLF: Oye, he estado revisando las estadísticas y resulta que somos la defensa número 31 contra la carrera…
– JB: Ya, lo sé, estoy tratando de buscar soluciones para que nuestra línea cierre mejor los huecos y tal.
– MLF: Bueno, seguro que das con alguna solución. También me he fijado en que somos la defensa número 15 contra el pase.
– JB: ¿En serio?
– MLF: Si colega, no es que seamos brillantes tampoco pero no todo iban a ser malas noticias.
– JB: ¡Sujétame el cubata Matt!
De un tiempo a esta parte la defensa de Green Bay se ha caracterizado por no ser buena, siendo generosos, frente al juego de carrera. Es una realidad y un mal que llevamos arrastrando desde el final de la era Capers, pero con destellos de calidad durante la era Pettine y un primer año muy ilusionante de Joe Barry.
Que a Green Bay se le puede explotar el juego de carrera es algo que sabe media liga. En el otro lado de la balanza es donde los Packers han tenido un mejor desempeño consiguiendo encadenar temporadas con defensas contra el pase muy eficientes e incluso nivel élite. De hecho, para sacar a la defensa de pase del top10 de la liga hay que retroceder a la temporada 2017. Casi nada.
La receta parecía clara. Cajas poco pesadas, coberturas de pase suaves con amplias zonas y una línea de safeties retrasada para impedir salir en las recopilaciones de jugadas más espectaculares de los lunes por la mañana en la página de la NFL. Todo parecía encajar, que no funcionar. Hasta ahora.
En los últimos tres partidos ante Giants, Buccaneers y Panthers, la defensa de los Packers ha permitido un total de 404 yardas de carrera, con una media descendente de 134 yardas por partido. ¡Todo perfecto, la defensa contra la carrera empieza a carburar!
No amigo, no corras tanto. A cambio de mejorar en la defensa contra la carrera hemos empeorado, y por mucho, la defensa contra el pase, permitiendo un total de 809 yardas por aire (unas 270 yardas de media por partido).
Y no es que los ataques por aire de los equipos a los que nos hemos enfrentado sean la elite de la liga. Tampoco es que sus quarterbacks formen parte de las conversaciones acerca del mejor QB del año. Más bien lo contrario. Durante esta temporada hemos tenido una especie de “Suerte del QB” enfrentándonos a una plétora de quarterbacks suplentes, rebotados de otros equipos o novatos. No obstante, en estos tres últimos partidos el rating medio de los quarterbacks que se han enfrentado a la defensa de zonal de Joe Barry es de 127,4. Nivel Patrick Mahones, pero de Hacendado.
Igual es que lo que está mal es el rating ese. Siento decepcionarte querido lector. No es así.
La NFL como toda liga de deporte profesional americana que se precie, tiene en la estadística una poderosa fuente de datos de la que se extrae información ponderada que sirve para tomar decisiones. Algunas de las estadísticas básicas son el número de yardas que corre un jugador, el número de pases que lanza, cuantos pases atrapa, … etc. Estos datos en bruto nos aportan información básica del mismo modo que sucede en la NBA con el recuento de puntos, rebotes y asistencias. Es cuando se procesan estos datos y se aplican determinadas métricas cuando podemos hacernos una idea aproximada y homogénea de la información que estamos consultando.
Una de esas métricas avanzadas es el Passer Rate, también conocida como Quarterback Rating o simplemente Rate, que sirve para indicarnos cuán bueno ha resultado el rendimiento de un quarterback durante un partido. Es una medida que se calcula por igual para todos los jugadores y para todas las épocas. Si bien, con la evolución del juego hacia el pase, esta métrica está, en cierta manera, en entredicho, sí que está lo suficientemente asentada como para servir de referencia a la hora de catalogar el juego de los distintos quarterbacks de la liga.
¿En qué se basa el Passer Rate?
Es sencillo, el Rate se calcula tomando como base el número de pases lanzados por el jugador, para ir teniendo en cuenta los distintos resultados de dichos pases y la ganancia en yardas de los mismos. De esta manera, se tienen en cuenta el porcentaje de pases completados, las yardas avanzadas por pase, el número de Touchdowns y en el aspecto negativo de la balanza, las interceptaciones (intercepciones es un palabro que no existe en nuestro idioma, todavía). Cada uno de estos cuatro apartados se pondera de tal manera que refleje la desviación de un quarterback respecto a la media de la liga. Para evitar valores extremos, todos los apartados tienen un límite inferior (0) y superior (2,375) que impide anomalías estadísticas. Por tanto, los valores que puede alcanzar un quarterback en un partido oscilan desde el cero patatero (90 jugadores en la historia, 1 el curso pasado) hasta 158,3 (81 en la historia, 3 esta temporada).
Como a día de hoy el juego se orienta mucho más hacia el pase que en el pasado, los quarterback actuales tienen un Passer Rate mucho más elevado que jugadores de tiempos pasados. No quiere esto decir que leyendas como Starr, Baugh, Luckman o Unitas sean peores, sino que el corazón de la métrica usada para medirlos se encuentra anclada a principios de los años 70, cuando el Passer Rate medio de la liga se aproximaba al 66% (el año pasado la media era 89,1%), desviando el resultado a medida que nos alejamos de aquellos maravillosos años. Solo tiene sentido usar esta métrica para comparar quarterbacks cuando lo hacemos entre jugadores de la misma generación, a no ser que te apellides Favre o Brady y tu carrera dure una eternidad. Hay intentos de calcular la inflación producida por el cambio en el juego, lo que sería un artículo perfecto. Para la offseason.
Aclarado un poco esto, vamos a comprobar que tal le ha ido al bueno de Barry revisando los números de los quarterbacks a los que nos hemos enfrentado desde aquella sorprendente victoria contra los Chiefs de Mahones.
El primero de la lista es Tommy DeVito. El quarterback italoamericano, salido directamente de Jersey Shore para comandar la ofensiva de los Giants, firmo una tarjeta con 17 pases completados de 21 lanzados (81,0%) para un total de 158 yardas por aire que han dado como resultado 1 touchdown por aire, amén de 71 yardas de carrera producidas en jugadas rotas (scramble), algo factible para un quarterback con algo de movilidad en sus piernas, dada la deficiente defensa de carrera que presenta Green Bay a sus rivales. El bueno de Tommy consiguió un Rate de 113,9. En sus ocho partidos como profesional, DeVitto solo había logrado superar el 100 de rating en dos ocasiones, lo que sitúa nuestra defensa contra el pase al nivel de New England o Washington RedSkins Commanders. Después de ponerse las botas con nuestras coberturas en zona disfuncionales, sus números sufrieron una regresión a la media con unos discretos 72,8 frente a New Orleans y 63,3 frente a Phily.
La próxima parada nos lleva a Baker Mayfield, el chico maravilla que iba a devolver el éxito a los Browns pero cuya cuestionable toma de decisiones le ha llevado a ser un trotamundos de la liga en las últimas dos temporadas, donde ha jugado para tres equipos diferentes. Contra nosotros, el quarterback de Tampa firmó unos nada despreciables 22 pases completados de 28 intentados (78,6%), para un avance por aire de 381 yardas, que cristalizaron en 4 touchdowns de pase. Todo ello para lograr un Rate perfecto de 158,3. Nadie. En la historia de la franquicia. En más de 100 años. Jugando contra los Packers en su casa. Nadie, había logrado un Quaterback Rating de 158,3. Nadie. La defensa contra el pase propuesta por Barry fue la peor desde que se tienen registros en este sentido.
Nuestro amigo el panadero de Texas tiene el honor de compartir podio con Vince Evans, quien un aciago Domingo de diciembre de 1980 firmó otro partido perfecto en Solar Field en una de las derrotas más duras que se recuerdan a manos del peor rival posible. Ese 7-61 todavía escuece. Gracias Barry por hacernos recordar tamaña efeméride. Este es el nivel. El otro QB que ha conseguido una estadística perfecta en un partido jugado por los Packers es nada más y nada menos que A-Rod, quien firmó un partido perfecto contra los Panthers en Lambeau Field hace cuatro años. Rodgers y Mayfield. Lo mismito. Gracias Barry por hacerlo posible.
Finalizamos el viaje con el joven Bryce Young, al que cuya miserable línea ofensiva está impidiendo que pueda demostrar por qué fue elegido el primero de su clase en el draft del año pasado. No obstante, contra Green Bay realizó su mejor partido como profesional completando 23 pases de 36 intentos (63,9%), para 312 yardas por aire y 2 pases de touchdown, con un rating de 110,0. Sencillamente, su mejor partido como profesional hasta la fecha.
Por delante tenemos dos partidos vitales. El primero y más importante de ellos es ante un quarterback que no ha mostrado un especial talento durante su periplo por la NFL como es Nick Mullens, QB3 de los Vikings. Veremos si lo convertimos en la reencarnación de Frank Tarkenton. El último partido lo jugamos contra nuestros adorados Bears cuyo QB arde en deseos de demostrarse a sí mismo y a todo Chicago su valía, Justin Fields, o como lo conocemos por la Tundra, Justiniano Campos. Veremos.
Hay que tener en cuenta que no solo nos estamos jugando entrar en los play-offs en una temporada de reconstrucción inesperadamente express. No. Lo que nos jugamos en estos dos partidos va más allá de esta temporada. Nos estamos jugando el instaurar una cultura ganadora en la franquicia, y abandonar de una vez por todas esa desidia y esa mediocridad que nos lleva persiguiendo desde hace unos cuantos años, donde las personas que toman las decisiones no lo están haciendo de la manera correcta.
Ya es hora de dejar de mirar hacia otro lado y hay que abordar los problemas más acuciantes, y los más evidentes son la falta de consistencia de nuestra defensa provocada quizás por la ausencia de talento en el puesto de Coordinador Defensivo.
Joe Barry no es la bombilla que más brilla en la tienda lámparas. Matt, por favor, cámbiala por otra que brille más y mejor, aunque no sea de tu agrado.
Martes, 26 de diciembre, Don Hutson Center:
– Matt LaFleur: Hola Joe, ¿Qué tal las fiestas, te dio tiempo a volver a tiempo para la cena desde Carolina?
– Joe Barry: Si Matty, me fue de un pelo.
– MLF: Estupendo. Oye he estado revisando las estadísticas, a ver, hemos empeorado contra el pase y apenas mejorado contra la carrera.
Pero, ¿Sabes qué? resulta que el pash rush no se nos da del todo mal…
– JB: ¿De verdad?
¡Sujétame el cubata!
Germán de la Puente