La opinión de los queseros (III): Sobre la temporada

La opinión de Joan C.

A mi abuelo Vicente entre otras muchas cosas, le fascinaba el futbol americano y también las frases hechas y los refranes.

Si, habéis leído bien. Mi abuelo, nacido en el año 1933, abría los ojos como platos cuando en los años 90 ponía Canal + y le echaban algún partido, o los resúmenes cortos que daban en el programa NFL En Acción. Así empecé yo, bisoño, imberbe, junto a mi abuelo, a ver y a seguir, tímidamente este maravilloso deporte. “A ese tío vale la pena comprarle un traje que invitarle a cenar”, me decía cuando veía a un gigantesco Reggie White aplastar a los jugadores rivales que tenían la osadía de intentar detenerlo.

Mi abuelo hace muchos años que ya no está, pero estoy seguro que después del partido contra Eagles me habría dicho “Juan, olivas comidas, huesos fuera”. Y es que esta temporada ha acabado para nosotros, y toca pasar página. Pero es sano y conveniente (y para algunos nos resulta hasta curativo) comentar lo que hemos visto de nuestro equipo en estos meses de fútbol, desde Sao Paulo hasta Philadelphia, pasando por nuestro santuario verde y dorado en la Avenida Lombardi.

No quiero hablar de la temporada 24-25 desde la fría estadística, prefiero hablar desde las vísceras, porque para mí, la afición al deporte es pura entraña, puro corazón. Me encantan las estadísticas, pero prefiero dejárselas a los analistas. Desde mi punto de vista, ha sido una temporada agridulce, y la parte agria la pone la manera en que hemos puesto el punto y final. Pero aunque no ha tenido el sabor que quería, considero que ha sido una temporada positiva y muy útil para nuestro futuro, en la que hemos visto lo que tenemos y lo que no tenemos, y nos hemos dado cuenta de con quién se puede contar y con quien no. Sabemos que tenemos un
agujero en el puesto de cornerback que hay que arreglar, si queremos aumentar nuestra competitividad. Sabemos que el pass rush es muy mejorable. Hemos visto que nuestro “cuerpo de receptores coral” (cuatro palabras que hemos repetido mucho estos dos últimos años) no es suficiente para dar ese paso más que queremos. Me encantaría que fuéramos a por un receptor uno, porque según decía Vicente “Caga mas un buey que cien gorriones”.

No podemos contar con que Jaire Alexander vuelva a dar su mejor nivel, no podemos contar con que Rashan Gary sea ese rusher élite que todos los grandes contendientes poseen, yo tampoco me atrevo a contar con que el pobre Christian Watson vuelva a jugar a su mejor nivel o al nivel que se le presuponía que podía dar. Y por supuesto, no podemos contar con que Jordan Love sea el nuevo Aaron Rodgers, porque no lo es, para lo bueno y para lo malo. Y esto no se trata de una crítica, y sigo pensando, igual que al finalizar la temporada pasada, que el 10 puede acabar llevándonos a lo más alto.

También hemos podido ver como sí que podemos contar con Tucker Kraft, que daba un paso adelante en juego y en liderazgo. Y vimos como yendo al mercado de agentes libres, ese páramo muchas veces inexplorado por nuestro front office, hemos traído dos piezas importantísimas como Josh Jacobs o Xavier McKinney. Espero que hayamos aprendido que hay otros caminos más allá del “Draft+Desarrollo”.

En el año uno D.B (después de Barry) hemos observado como la defensa de Jeff Hafley ha mejorado respecto a años anteriores, cosa que no era muy difícil, pero el reto estaba ahí y el bueno de Jeff lo ha resuelto. Además, el juego de carrera ha tomado mucha importancia en nuestro gameplan, y ha funcionado muy bien, cosa que no ocurríamos en años anteriores, cuando no terminaba de arrancar nuestro juego terrestre y dependíamos de que nuestro corredor uno tuviera el día. No se nos olvide tampoco que hemos entrado en playoffs en la división más cara de la liga, sin contar a nuestros queridos plantígrados. Sobre su papel en la NFC norte, mi abuelo diría: “En todas las casas hay un cuadro ladeado”.

Todos estos puntos anteriores, junto con la experiencia en playoffs por segundo año consecutivo, nos brindan un aprendizaje y una experiencia muy valiosa para nuestra joven plantilla, y eso es muy positivo para nuestro futuro. Hay mucho con lo que trabajar, pero también mucho margen de mejorar, y no dudo que vamos a hacerlo y la próxima temporada vamos a volver más fuertes, sin duda.

Y antes de acabar, voy a poner el pero, porque “no es oro todo lo que reluce” No me ha gustado cómo nos hemos despedido de la temporada. Quizá sea porque la eliminación aun duele, pero me ha decepcionado un poco las dudas y la falta de competitividad que hemos demostrado ante los Bears, que ganan “su Super Bowl» once años después, y ante unos Eagles que no tuvieron el día y se les podía haber ganado. Resultó ser un final decepcionante, pero los grandes éxitos nunca llegan sin tener antes grandes decepciones. Hay una falta de madurez en todas las parcelas del equipo (técnicos incluidos) que con el tiempo estoy convencido que solo puede mejorar. Esto va a ser trabajo para Matt LaFleur, entrenador en el que yo confío plenamente como capitán de nuestro barco.

Ahora mismo, nos encontramos en un punto en el que todavía tenemos que tener paciencia. “No por mucho madrugar, amanece más temprano”, me diría el viejo. Seguro que vamos a mejorar en temporadas futuras, y mas pronto que tarde vamos a volver a pelear en lo más alto, que es donde nos merecemos. Mientras tanto, disfrutemos el camino, que lo mejor está por llegar.

La opinión de Carlos Porras

Ha sido una temporada de altibajos donde hemos ido de menos a más, luego de más a menos… nuestro estado de forma ha sido más una montaña rusa que una continua escalada como lo fue el año pasado. Esto ha tenido como consecuencia que no hemos llegado en un buen estado de forma al final de la temporada. Parecía que nos estábamos guardando algo bajo la manga, pero en realidad no había nada más que mostrar. Creo que eso ha sido lo peor, el no poder llegar a nuestro estado de forma óptimo en el momento crucial de la temporada. No me atrevo a decir si ha sido mala planificación, pero está claro que no se han hecho las cosas de manera correcta. Este aspecto afectó a defensa, equipos especiales y playcall especialmente, ya que hemos podido ver lo contrario en nuestra defensa.

Nuestra defensa empezó la temporada tratando de acoplar las nuevas piezas y acomodándose al nuevo esquema propuesto por Hafley. Parecía que las cosas no funcionaban y que se repetían errores del pasado. Pero poco a poco fuimos viendo una evolución muy positiva, culminando en un final de temporada muy bueno, con muy buenas sensaciones y con jugadores muy jóvenes destacando, y todo ello a pesar de las numerosas bajas sufridas en posiciones clave.

Positivo en cuanto a jugadores: tenemos kicker y punter, un linebacker de futuro con pinta de estrella de la liga, la posición de Safety cubierta con McKinney y los rookies Bullard y Williams, y un Josh Jacobs que quiere ser un líder dentro y fuera del emparrillado.

Negativo: Jaire no ha estado a la altura y su cuerpo tampoco le ha dejado (posiblemente ya no le veremos más de verde y oro), la lesión de Watson es demoledora para nuestro ataque y, unida a la incógnita de Doubs, agudiza nuestra necesidad de un WR1, el front seven con Gary a la cabeza no ha conseguido generar presión, y Nixon no puede ni quiere volver a retornar.

Esta es mi humilde aportación. Espero que, entre todos, hagamos un gran artículo.

Un saludo.

La opinión de Germán

Si observamos las estadísticas, apreciamos que el equipo ha dado un paso al frente esta temporada. Más yardas anotadas y más puntos conseguidos sumadas a una defensa que ha limitado a sus rivales más, mucho más que el año pasado. Todo ello se ha traducido en más victorias que el año pasado. Y, sin embargo, las sensaciones que nos deja el equipo son mucho peores que las del año pasado tras caer “de aquella manera” frente a los 49ers en la ronda divisional.

Somos un buen equipo, en la NFL nadie regala 11 victorias, pero nos falta ese plus de calidad en algunas posiciones para ser capaces de derrotar a grandes equipos. Las 6 derrotas contra Lions, Vikings y Eagles así lo atestiguan.

En la parte negativa, hemos presenciado un rendimiento muy irregular de Jordan Love, el llamado a ser el relevo de Aaron Rodgers y Brett Favre. Jordan parece estancado en su juego y en momentos de la temporada ha vuelto a sus viejos vicios. En general, su rendimiento ha estado por debajo de las expectativas generadas el año pasado.

No se puede decir que los socios de Jordan en el otro lado del balón hayan respondido de la manera que se esperaba de ellos. Wicks, Reed y Doubs entran de lleno esta temporada en el top 10 de jugadores con más recepciones fallidas (drops) de la liga. Además, nuestro grupo coral de receptores perdía en el peor momento a su mayor amenaza en profundo, Watson, en una temporada en la que parecía haber dejado atrás el fantasma de las lesiones.

En la banda hemos visto a un Matt LaFleur que vuelve a caer una y otra vez en los mismos errores. Poca valentía en momentos clave, gestión pésima del reloj en determinados partidos, y un libro de jugadas muy previsible, han marcado la temporada de nuestro entrenador en jefe. En apenas dos años hemos pasado de ser un ataque predominantemente aéreo con la presencia de Rodgers, a ser un ataque predominantemente terrestre con la presencia de Jacobs. Nuestro juego de carrera ha elevado su producción a niveles que no se veían desde principios de siglo, pero esto, en lugar de beneficiar a nuestro juego de pase, lo ha lastrado limitando los snaps de pase e impidiendo a nuestros receptores “calentarse” durante los partidos. Tampoco se ha aprovechado el entrenador de la amenaza que supone Jacobs para explotar las jugadas de engaño, play action, o de lectura en tiempo real, zone reads o RPOs, predominando las jugadas bajo center o en formación shotgun, facilitando de este modo el trabajo de las defensas rivales.

En el apartado defensivo, hemos visto una clara mejoría general de la defensa de Hafley sobre la de Barry de estos últimos años. El problema es que, si la defensa contra la carrera ha mejorado sustancialmente, la presión contra el QB rival ha empeorado notablemente. El número total de presiones y Sacks es similar al año anterior, pero solo gracias a un par de partidos en los que nos enfrentamos a líneas ofensivas muy permisivas.

Hace falta un trabajo de análisis de esta temporada por parte de todos los estamentos del club, jugadores, entrenadores y gerencia, para identificar nuestras debilidades y tratar de corregirlas. Se tiene que definir una identidad clara para el equipo y se tiene que dejar trabajar a la gerencia en ese sentido, eliminado la burocracia que la limita hoy en día.

En la parte positiva de la temporada, hay que destacar no solo el rendimiento de las nuevas incorporaciones, sino también su compromiso con el equipo. Jacobs y McKinney se han destapado como los auténticos líderes del vestuario, guiando a la plantilla más joven de la liga en los momentos complicados. Jacobs ha jugado con agresividad, y ha contagiado a sus compañeros con su energía y ganas de ganar. McKinney ha liderado la defensa desde el fondo del campo y ha estado ahí cuando nuestros jugadores lo han necesitado.

Desde el draft nos ha llegado un talento que tiene pinta de All-Pro desde la segunda elección del draft. Edgerrin Cooper está llamado a liderar a un cuerpo de linebackers algo falto de talento, y lo ha demostrado en las oportunidades que ha tenido. Evan Williams se ha mostrado muy sólido acompañando a McKinney en el fondo del campo también.

Además, por fin tenemos un kicker de garantías en Green Bay. Atrás quedan las dudas cuando uno de los nuestros se disponía a tirar a palos. Brandon McManus ha demostrado ser un jugador en el que depositar las esperanzas del equipo en los momentos complicados. Solo ha fallado dos tiros esta temporada, impresionante.

En conclusión, tenemos equipo, no tan bueno como nos creíamos a finales del año pasado, pero tampoco tan malo como nos puede parecer ahora. Hay que renovar el grupo de cornerbacks, añadir alguna pieza interesante a otros grupos clave como el de receptores, el de la línea ofensiva o el de edge rushers, y trabajar con el resto y definir un estilo de juego claro que permita implicar a los jugadores desde el inicio de los partidos. Ser capaces, en definitiva, de asumir nuestros errores, aprender de ellos y mejorar de cara a la próxima temporada para seguir dando guerra y recuperar el Trono de Hielo.

Quizás si buscamos la perfección alcancemos la excelencia una vez más.