No cabe duda de que los Lions son una de las principales atracciones de esta temporada en la NFL. Un ataque de ensueño comandado por un Jared «Ryan Gosling» Goff que está protagonizando una reivindicativa segunda juventud, un entrenador muy fiel a un estilo kamikaze y unos coordinadores que hace que el equipo sea una apisonadora tanto en ataque como en defensa. Más de 32 puntos anotados de media por partido por solo 18 encajados que se traducen en un diferencial positivo de 183 puntos. Más de 3.100 yardas de pase, casi 2.000 de carrera para más de 400 yardas por partido. Un equipazo con todas las de la ley. Equipazo que en las últimas semanas había sufrido una plaga de lesiones especialmente en la parte defensiva, propiciando que el partido del pasado Jueves se convirtiese en la ocasión perfecta para que un equipo joven, en trayectoria ascendente y enrachado como nuestros Green Bay Packers pudiese meterles mano. No fue así.
Y no fue así, por diferentes motivos. Lo fácil sería echarle la culpa de la derrota al arbitraje vivido en Ford Field. Decisiones controvertidas, diferencia de criterios, conspiraciones varias, … etc. podríamos decir que perdimos por culpa de los cebras, pero no vamos a hacerlo. Nunca lo haremos. Recurrir al arbitraje es un recurso más propio de equipos pequeños, de franquicias instaladas en la mediocridad que buscan fuera lo que no son capaces de arreglar dentro para alcanzar el éxito. Y los Packers están muy lejos de ser un equipo pequeño. Todo un 13 veces campeón de la NFL no puede caer en este juego. Si perdimos fue porque ellos fueron mejores explotando nuestras debilidades y minimizando las suyas. Sin más.
Los Lions se presentaron al partido sin 14 de sus principales jugadores de su front seven (los cuatro jugadores de la línea defensiva y los tres de la retaguardia), todos de baja por lesión con la excepción de Jack Campbell, que es el único superviviente. Tuvieron que tirar de jugadores de segunda y tercera línea, del practice squad e incluso de la agencia libre para poder presentar un once mínimamente competitivo a este lado del balón. Ante esta tesitura, los Packers se frotaban las manos salivando con abrir muchos huecos para la carrera y comprar todo el tiempo del mundo para que Jordan Love les ejecutase a base de mover cadenas con soltura por aire. Pero una cosa es lo que quieres que pase y otra lo que acaba sucediendo.
Aaron Glenn ha sido capaz de construir un sistema defensivo muy sólido, que está por encima de los nombres, y que fue una verdadera tortura para nuestra línea ofensiva, sobre todo en la primera parte. Sabedores de que con los jugadores de los que disponía había que apretar todo lo posible antes de que se les acabase la gasolina, los suplentes de los Lions salieron a darlo todo. En la primera mitad sometieron a una presión constante una línea ofensiva sorprendida del desempeño rival, una línea que permitió presión tras presión impidiendo al ataque quesero ejecutar su plan de ataque. Dos despejes en las dos primeras posesiones de las que dispuso el equipo en el primer cuarto y un juego aéreo completamente anulado. Con el juego aéreo inoperativo, se viró el juego a la carrera en el segundo cuarto. En la única posesión efectiva del equipo, 10 carreras, contra un único pase, consumieron más de 7 minutos y medio de reloj y llevaron los primeros 7 puntos al marcador de los Packers. La presión permitida era constante, el pase no funcionaba, pero al menos la carrera seguía percutiendo como de costumbre con un Josh Jacobs en su línea de la temporada, rompiendo placajes, segundo de la competición, y sumando yardas, 3º de la liga.
No solo los Lions llegaban con la defensa mermada, Hafley también arrastraba bajas en su unidad, quizás no tan numerosas, pero dada la configuración de la plantilla y el rendimiento por debajo de lo esperado de algunos jugadores, si muy importantes. Edgerrin Cooper es una baja sensible para el cuerpo de linebackers, y tanto Corey Ballentine como un recurrente Jaire Alexander le restaban profundidad a la unidad de cornerbacks. A pesar de las bajas, la defensa fue capaz de detener al mejor ataque de la liga durante el primer cuarto, minimizando las anotaciones rivales a un único touchdown. Lamentablemente, Campbell supo tomar buena nota del plan de juego de la segunda parte de los Dolphins, y comenzó a abandonar el ataque por tierra para ejecutar pases a la zona media de los Packers. Al final de la primera mitad, tanto Sonic (Montgomery) como Knuckles (Gibbs) habían conseguido anotar sendos touchdowns, pero la defensa había estado lo suficientemente bien como para reponerse de una penalización de 15 yardas contra Quay Walker y detener el ataque a distancia de field goal. Nada mal teniendo en cuenta que los Lions promedian 14,2 puntos en el segundo cuarto, o lo que es lo mismo, la mejor marca en este sentido de toda la historia de la NFL. Récord de la franquicia también para Montgomery, que iguala a nada menos que a Barry Sanders y a Billy Sims en temporadas consecutivas alcanzando los 12 TD de carrera. Y es que estos Lions, a pesar de su actitud chabacana, son muy buenos.
Al llegar al descanso, 17 a 7 para los locales, 5 posesiones y 38 jugadas contra 3 posesiones y 21, y un registro que no se veía en los Packers desde 2013, sólo 3 pases completados de Jordan Love para 31 yardas en la primera parte. El equipo había sido superado, una vez más, por un buen rival en el primer tiempo. Al igual que sucedió en las derrotas contra los Eagles (6 puntos al descanso), los Vikings (0 puntos) y los Lions (3 puntos), un arranque lento de la ofensiva lastraba al equipo para afrontar la segunda mitad. Cuando juegas contra equipos de este nivel, son los detalles los que deciden los partidos, y comenzar el partido dormidos se acaba pagando. En este caso, dos despejes y un balón dividido en las 3 primeras posesiones. Aquí es donde se pierde el partido.
Al descanso llegan los benditos ajustes del cuerpo de entrenadores. LaFleur es un gran motivador, Hafley es un gran analista defensivo, y ambos son capaces de corregir el rumbo del equipo en las segundas partes. Con tan solo un 17% de posibilidades de ganar el encuentro, el equipo tenía que dar un paso adelante si quería pelear el partido y…
¡Vaya si lo dio!
Por segunda vez en lo que llevamos de temporada, LaFleur eligió defer (de facto, recibir en la segunda parte) al ganar el sorteo inicial, impidiendo que los Lions enlazasen dos posesiones anotadoras consecutivas y permitiendo tratar de recortar la distancia con los Lions. Tras una carrera tímida de Jacobs llegaba una de las jugadas de la noche cuando Love conectaba una espléndida espiral con Christian Watson para una ganancia de 59 yardas en otra atrapada de escándalo del receptor. Un Christian Watson que registraba 279 yardas en sus últimas 7 recepciones, casi 40 de media, demostrando que es una importante amenaza cuando corre rutas go (profundas). Tras el pase a Watson llegaba otro precioso y preciso pase para Tucker Kraft en la zona de anotación para subir 7 puntos al marcador y comenzar una remontada, que no sería completa sin provocar una pérdida de balón, la especialidad de la casa.
Dicho y hecho, Nixon intercepta un mal pase de Ryan Gosling, que buscaba a Tim Patrick, en la yarda 26 de Detroit y el ataque vuelve al campo para tratar de luchar contra uno de sus principales caballos de batalla de esta temporada, la efectividad en zona de peligro (red zone), otra marca de la casa. Las dudas se disipaban en apenas 3 jugadas cuando Josh «San Jacobo» Jacobs lograba su segundo touchdown de la noche luchando entre leones para conseguirlo.
Los Lions, lejos de amilanarse, contestaron como solo un equipo de Don Campbell sabe hacer. Jugándose 4os downs de menos de 5 yardas. Dos veces se vieron en la situación dos veces consiguieron alcanzar su objetivo, la segunda de ellas para llevar el football hasta la zona de anotación de la mano de Tim Patrick, que había recogido un pase corto a la espalda de los linebackers. Era el segundo touchdown que los locales conseguían partiendo de una situación de 4º down. En su siguiente posesión se volvió a repetir la fórmula. 4º down corto en la yarda 31 de los locales con los Lions 3 puntos arriba en el marcador. La lógica te dice que es mejor despejar que jugártela (go for), pero eso es solo para pusilánimes, los Lions tienen al bravo Campbell a los mandos y juegan como juegan los valientes. Pues a los valientes les salió mal la jugada cuando Quay Walker e Issiah McDuffie placaron sin piedad a Sonic (Gibbs) una yarda antes de llegar siquiera a la línea de scrimmage. Posesión para Packers en la yarda 30 de Detroit. Y cuatro jugadas después, tercer touchdown de Jacobs convertido ya en San Cachopo. De despejar con tres arriba a tener que remontar cuatro abajo. Consecuencias.
Para el tramo final del encuentro, las defensas ya no existían. Los Lions abusaban de la fórmula de pase corto a la espalda de la línea defensiva, aprovechándose de las buenas lecturas y la rapidez de ejecución de Jared Goff, y de la ausencia de talento en nuestra defensiva en ese aspecto, mientras tenían como plan B, jugar sencillas, pero seguras y eficaces, jugadas de bloqueo (screens), ante la incapacidad de su ataque de generar yardas por tierra. La defensa no tenía respuestas para este ataque que se mostraba imparables y así llegó su cuarto y último touchdown de la noche, segundo en la cuenta de Tim Patrick. 28 a 31 y poco más de 8 minutos y medio por jugar.
Llegaba el turno de matar el partido por parte de los Packers. Con demasiado tiempo que consumir se planteaban dos estrategias, ataques rápidos para anotar primero y conservar alguna opción de respuesta o tratar de prolongar la posesión y confiar en que la defensa sería capaz de detener su respuesta. Corría la séptima jugada de una posesión de cuatro minutos cuando San Cachopo bajaba un pase de Love y corría por la banda hasta conseguir entrar en la zona de anotación en lo que sería su cuarto touchdown de la noche. ¡El equipo se ponía con 4 puntos de ventaja! Pañuelos amarillos, alegría efímera. En la repetición se aprecia como Christian Watson impacta con su hombro contra el safety Kerby Joseph que sale despedido rodando por el suelo. Al producirse el contacto antes de que el pase sea lanzado y a una distancia superior a una yarda desde la línea de scrimmage, los cebras interpretan interferencia de pase del atacante (OPI por sus siglas en inglés) y anulan tanto la jugada como el touchdown castigando al equipo con 10 yardas de penalización. En la siguiente serie de jugadas, y todavía en la red zone rival, los Packers se muestran incapaces de alcanzar otra vez la zona de anotación y deciden lanzar en 4º down a palos para colocar el empate a 31 en el marcador con 3:38 todavía en el reloj.
El partido se pone con todo de cara para los Lions, quienes conservaban además sus 3 tiempos muertos pudiendo ejecutar jugadas tanto por fuera como por dentro sin preocupaciones. Les basta con llegar a una distancia segura para ejecutar un tiro a palos para ganar el partido. Jugada a jugada, los Lions consiguen mover las cadenas como venían haciendo todo el partido, pases a la zona media o jugadas de screen, ante la incapacidad de la defensa para detenerlos. Tras no conseguir un ajustadísimo 2º y 17 en la yarda 21 de Green Bay llegaría la locura. Con menos de una yarda para conseguir el 1er down y finiquitar el partido, la defensa quesera consigue detener una vez más a Knuckles (Montgomery) gracias a un preciso placaje de Zayne Anderson. 4º down a menos de una yarda, unos 40 segundos de reloj, empate en el marcador y distancia de tiro asegurada. Una vez más, lo sensato es tirar a palos y confiar en que tu defensa detenga 40 segundos a tu rival. Pero a Don Campbell no hace falta que nadie le «campbelice«, ya lo hace él solito, y en una decisión que puede haberle dado el partido, pero que en el futuro le hará perder otros más importantes, decide jugarse el 4º down para asegurar el reloj. 100% incompresible, 100% Don Campbell. Afortunadamente para ellos, esta vez sí, Montgomery consigue romper la línea defensiva y logra el primero y diez matando el partido. Cuatro yardas, cuatro, más adelante, Jake Bates ejecuta a la perfección. Victoria Lions.
4ª derrota contra un equipo con un récord de victorias por encima del 50%, 3ª contra un rival de división, que sitúa al equipo un escalón por debajo de los principales aspirantes, de los mejores. La parte positiva es que el equipo es lo suficientemente bueno como para derrotar a equipos de nivel medio, bajo o con problemas de lesiones, la parte negativa es que solo hemos conseguido una victoria (Texans) contra equipos ganadores.
La línea ofensiva ha permitido 16 presiones a Jordan Love que se han traducido en 9 golpeos y 1 sack, obligando al quarterback a escapar por piernas ante el inminente colapso de su zona de protección limitando su producción y mermando su confianza en una primera mitad en la que registró tan solo 3 pases para unas escasas 31 yardas. Y todo esto, como comentábamos al inicio del artículo, contra los suplentes de los suplentes del equipo rival. A pesar de que en la segunda parte se subió un poquito el listón, la imagen dada por nuestra línea ofensiva no es buena y es algo que debe mejorar en el tramo final de la temporada si queremos optar a hacer algo interesante en la post temporada. Todo el ataque comienza con ellos.
A pesar de que la defensa se ha mostrado muy sólida frente al juego de carrera, anulando a uno de los mejores dúos de corredores de toda la liga (3,3 yardas por carrera), tenemos una evidente falta de talento tanto en las bandas de la secundaria como en la cobertura de pase de nuestro cuerpo de linebackers. El pobre juego de presión (pass rush) no ayuda a comprar tiempo para que nuestros defensores se coloquen bien, lo que provoca que los equipos que saben explotar esta debilidad encuentren un filón para ganar terreno y subir puntos al marcador. Jared Goff completó 16 de 21 pases a la zona media para una ganancia de 157 yardas y 3 touchdowns. Dejando a la pareja Wilson/McDuffie con un 13 de 13 para 95 yardas y a Walker con un 3 de 3 para otras 32. con un agujero así no hace falta jugársela con los cornerbacks, de hecho, Goff solo realizó dos pases de más de 15 yardas en todo el partido. Es más seguro explotar el medio campo que «quemar» a un Stokes que en lo que llevamos de temporada ha permitido más de 300 yardas y un rating rival de 108,8 en su área de influencia. Tenemos que recuperar efectivos para que nuestra falta de talento en estas posiciones no nos condicione de cara al corto plazo, y tenemos que encontrar la manera de tapar estas debilidades contra rivales de calidad.
En la parte positiva, Josh Jacobs ha logrado superar las 1.000 yardas de carrera asentándose en la 3ª posición de corredores más productivos de la liga, algo que no se veía en Green Bay desde 2003 (Ahman Green) y que solo ha logrado otro jugador (Brockington 1971 y 1973) desde la unificación de 1970. Con él, y con sus compañeros Brooks y Wilson, el juego de carrera se convierte en una amenaza importante que debe ser tenida en cuenta, ampliando nuestro rango de jugadas. Además, a Love se le ve perfectamente recuperado lo que le permite ejecutar acciones de play action y RPOs para castigar a las defensas rivales. Otro que ha destacado, o al menos mostrado progresión, ha sido Dontayvion Wicks, atrapando 4 de los 5 pases que fueron en su dirección, mostrando unas manos más firmes y mejor técnica. Con la vuelta de Watson, y con la recuperación de Reed para la causa, pensamos que se le ha escondido este partido, el cuerpo de receptores vuelve a ser una unidad coral en el que cualquiera de ellos puede hacer un roto a cualquier defensa.
Hemos perdido, sí, pero hemos perdido como campeones. Llevando a uno de los mejores equipos de la liga, con bajas, hasta el límite y cayendo por solo 3 puntos de diferencia. La imagen del equipo es mucho mejor que la ofrecida a principios de Noviembre contra el mismo rival.
Es una lástima que un equipo que ha sido 4 veces campeón de la NFL busque ser los Bad Boys de la NFL actual. Bill Laimbieer estaría orgulloso del desempeño de Kerby Joseph, jugador que si sigue por este camino pronto añadirá otra muesca a su cinturón lesionando de gravedad a otro jugador. En el partido del pasado Jueves lo intentó dos veces, primero contra Watson cargando contra su rodilla izquierda y forzando el primer fumble de la carrera del receptor, y segundo contra Tucker Kraft buscando otra vez la rodilla. Tampoco se entiende la actitud de Amon-Ra, que el equipo probase a su hermano y lo rechazase no es razón para esta cruzada personal emprendida por el jugador que ayer se materializó en una acción en la que le saca el casco de la cabeza de un golpe a Xavier McKinney. De Za’Darius Smith si se puede esperar cierto ánimo de revancha, y se pudo apreciar cómo tras conseguir su sack, seguía contactando contra Jordan Love cuando la jugada ya estaba en otra parte.
El problema viene cuando esta actitud se contagia al resto del equipo. El pasado Jueves vimos a tackles hechos y derechos como, Dan Skipper por ejemplo, caer desplomados ante el más mínimo contacto para de forma fingida y antideportiva (flooping) lo que no se gana en el terreno de juego. Incluso David Long Jr. intentó repetir la de Brian Branch en el partido de ida, contra un Wicks que rozó la conmoción cerebral al ser golpeado a traición cuando ya estaba prácticamente en el suelo.
El football es un deporte violento practicado por tipos duros, no por macarras. Si la NFL no quiere que esto se le vaya de las manos debería actuar de oficio y cortar de raíz todas estas conductas antideportivas.
Germán de la Puente