“Eye in the Sky”, el mayor éxito de The Alan Parsons Project —grupo inglés de rock progresivo de la década de los 80— es una canción sobre la desconfianza, la pérdida de fe en una relación y la necesidad de empezar de nuevo. Más de cuarenta años después de la publicación del tema compuesto por Parsons y Woolfson, esas mismas palabras parecen narrar hoy la historia de la ruptura entre Micah Parsons y Jerry Jones, que acabó con el pass rusher estrella vistiendo de verde y dorado en Green Bay.
“Don’t say words you’re gonna regret, don’t let the fire rush to your head…”
La historia de Micah Parsons con los Dallas Cowboys podría haberse contado en clave de éxito eterno. Cuatro temporadas, tres selecciones como All-Pro, cuatro Pro Bowls y números que lo sitúan entre los mejores defensivos de la NFL desde Lawrence Taylor. Sin embargo, como en la mítica canción de The Alan Parsons Project, la relación se fue desgastando bajo una mirada vigilante que todo lo juzga: la del omnipresente Jerry Jones.
Sirius: la entrada triunfal
Como ocurre con Sirius, el tema instrumental que abre el disco Eye in the Sky —y que más tarde se convirtió en himno deportivo gracias a los Chicago Bulls de los 90—, los primeros meses profesionales de Micah Parsons fueron pura energía. Un debut eléctrico, nombrado Defensive Rookie of the Year, sacks a raudales… y un aura de estrella destinada a liderar la defensa del America’s Team. Sirius es la música de arranque perfecta para un acontecimiento deportivo de primer nivel: una melodía que anuncia grandeza, que levanta al público de sus asientos y prepara el escenario para algo memorable. En la NFL, Parsons encarnó esa misma entrada triunfal, un jugador capaz de cambiar la atmósfera de un estadio con su sola presencia, de convertir cada snap en el preludio de un momento histórico.
Eye in the Sky: la desconfianza
“I am the eye in the sky, looking at you, I can read your mind…”
Las negociaciones contractuales se convirtieron en un espejo de la canción. Jerry Jones, siempre vigilante desde su palco, parecía leer cada movimiento de Parsons, cada gesto de su agente, cada declaración velada en redes. Pero el ojo en el cielo no siempre transmite confianza: muchas veces, genera la sensación de que alguien controla demasiado tu destino.
En la letra, Eric Woolfson canta sobre la pérdida de fe en una relación. Parsons vivió lo mismo: dudas, desconfianza y la certeza de que sus aspiraciones no encontraban eco en Dallas. “I can cheat you blind, and I don’t need to see anymore to know that I can read your mind.” La desconfianza estaba sembrada.
Don’t let the fire rush to your head
Este verso parece escrito para ilustrar el clímax de la ruptura que se mascaba en Dallas. La tensión entre jugador y franquicia subió de temperatura. Parsons sabía que no podía dejar que la ira lo consumiera, pero tampoco iba a conformarse con menos de lo que merecía: ser el mejor pagado de la NFL fuera de la posición de quarterback.
El Project verde y oro
El sorprendente trade a Green Bay fue como un nuevo álbum, un giro inesperado en la discografía. Parsons escapa del eye in the sky de Jerry Jones para convertirse en el nuevo proyecto de los Packers, un plan estratégico que pretende devolver la gloria defensiva a Lambeau Field.
En Green Bay, Parsons encuentra un nuevo público, un nuevo concepto y un nuevo papel: ser la pieza central de una defensa que ya miraba con ambición a la Super Bowl. Ahora el Micah Parsons Project se escribe con verde y oro, en clave de pass rush demoledor y contrato récord.
Así como Alan Parsons y Eric Woolfson construyeron discos conceptuales donde cada canción formaba parte de una historia, los Packers construyen ahora un equipo donde Parsons es el tema principal. La letra de Eye in the Sky deja de sonar como un lamento y se transforma en una advertencia:
“Don’t leave false illusions behind, don’t cry, I ain’t changing my mind…”
Jerry Jones perdió a su estrella por no escuchar a tiempo. Green Bay ganó algo más que un jugador: un proyecto entero. Y como en la mejor música, lo que empieza con conflicto puede terminar en legado…