Quinto partido de nuestros queridos Green Bay Packers, segunda derrota consecutiva, y un récord de 2-3 para entrar en la bye week. El Monday Night Football (MNF) que se jugó en Las Vegas no fue, en términos generales, un buen partido de los de verde y oro. La derrota 13-17 contra los Raiders dejó un sabor amargo, aunque con ganas de seguir viendo cómo va a ir creciendo este joven equipo.

Pero esto era justo lo que esperábamos antes del comienzo de la temporada: un año de subidas y bajadas, de inconsistencias, de problemas de crecimiento, de dudas, de malos partidos. En definitiva, un año de aprendizajes. El objetivo sigue siendo el mismo, evaluar si, sobre esta base, se puede construir un equipo campeón y poder saber qué es lo que falta para ello. Un semana más vamos con el bueno, el feo y el malo

 

El bueno

A pesar del mal partido, se pueden rescatar algunas cosas. Entre ellas la relativa buena actuación de una defensa que nos mantuvo en el partido, a pesar de que sigue necesitando varios ajustes. O el buen juego de Dillon (sobre todo en ese drive del tercer cuarto que acabó en TD). Pero esta semana nos vamos a quedar con Carlson. El kicker rookie, que levantó algunas dudas durante la pretemporada, aún no ha fallado ni una patada. Ni para punto extra, ni para gol de campo. Más aún en una noche que se medía contra su hermano (que falló dos FG, todo sea dicho, de más de 50 yardas), sigue demostrando que es posible que Green Bay haya encontrado el sustituto a Crosby. La temporada es muy larga, y más aún el invierno del norte, pero las sensaciones hasta ahora son muy buenas. Y junto a él, Whelan, tampoco lo está haciendo mal.

AJ Dillon / Packers.com

El feo

Difícil elegir, pero vamos con la primera intercepción que lanzó Jordan Love en el partido. Desde luego no fue, ni mucho menos, el mejor partido de la temporada para nuestro QB. Sus números en el MNF fueron muy malos y, salvo algunos pequeños destellos, la noche fue muy gris con 0 pases de TD, 3 interceptaciones, un 53.3% de pases completados, y menos de 200 yardas de pase. Mención aparte merece esa primera intercepción, la peor de las tres por lo incomprensible del intento de pase. La segunda fue tras un rebote y, la tercera, un pase que se le queda corto pero que llevaba buena intención. Sin embargo, esa primera intercepción… En esta bye week verá la repetición varias veces, y cada vez entenderá menos su decisión. Pero de todo esto seguro que va a aprender, y mejor que estas cosas pasen ahora que en partidos decisivos en el futuro.

 

El malo

El ataque. Al completo. Salvo Dillon que, finalmente, hizo un partido bastante decente con 76 yardas y 1 TD (aunque todavía con margen de mejora, esperemos), el ataque nunca dio sensación de peligro. Doubs, que venía de buenos partidos, estuvo desaparecido. A Watson aún le falta potencia y velocidad. A Musgrave afinar un poco esas manos. Y así podríamos ir uno por uno con todos los elementos del ataque. Todos tienen que dar un paso al frente. ¿El mejor? El que a última hora se cayó de la convocatoria. El agujero que Aaron Jones deja en este equipo es más que notorio, y el cuerpo técnico tiene la importante tarea de buscar fórmulas para que este ataque funcione cuando el mejor hombre de la unidad no esté haciendo sus diabluras en el césped. Viene una bye week, perfecta para lamerse las heridas, recuperar efectivos, ganar forma física, y planificar muy bien los partidos que están por venir. En el horizonte nos esperan los Broncos. A ver si en dos semanas, el equipo sí que responde.

En la victoria y la derrota:

GO PACK GO!

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